¿Regalar tu trabajo refuerza tu Marca Personal?

Hay un debate que surge con bastante frecuencia, especialmente en época de crisis, sobre la conveniencia o no de trabajar gratis para reforzar nuestra Marca Personal.

Puede parecer absurdo, pero no lo es tanto si pensamos (o, a veces nos engañamos) que al regalar nuestro tiempo y nuestras capacidades vamos a conseguir rentabilizarlo de algún modo no monetario.

Este dilema de la gratuidad se ha complicado todavía más con la llegada de Internet. En este momento, al ser accesible para mucha gente, parece que cualquiera pueda disponer de tus recursos simplemente enviándote un correo electrónico solicitándote algo. ¿Por qué? Pues porque estás ahí.

Por otra parte, dospuntocerolandia ha conseguido que cualquiera de nosotros tengamos unas herramientas de marketing que sólo eran accesibles a empresas con grandes presupuestos. Eso ha abierto la Caja de Pandora porque muchas veces se percibe que quienes nos dedicamos a trabajar en el desarrollo de personas o trabajamos con elementos no tangibles, somos una especie de filántropos o hermanitas de la caridad que vivimos del aire.

Y luego están las empresas y las escuelas de negocios que consideran que pidiéndote que trabajes para su marca vas a tener que estar eternamente agradecido porque su «toque» te va a convertir en noseque.

Es curioso pero, en muchas ocasiones, quienes casi te «exigen» que dejes todo lo que estás haciendo para atenderles, son los primeros que protestan cuando les ofrecen un salario ridículo o cuando les piden a ellos que hagan algo desinteresadamente.

Aunque en La Red se habla de «amigos», «fans» y seguidores, la realidad es que en la mayoría de los casos no conoces de quienes te solicitan algo más que una dirección de correo electrónico o un avatar en Twitter. Pero todo este tinglado virtual nos ha acabado generando un cierto complejo de culpabilidad si no respondemos, por supuesto de inmediato, a cualquiera que se dirija a nosotros. Y todo eso con la Espada de Damocles de que alguien te monte un pollo en una Red Social por no haberlo dejado todo para escribirles una recomendación en LinkedIn o le hagas el trabajo de fin de master.

Por lo tanto, ¿nunca hay que trabajar gratis? En mi opinión hay algunas situaciones en las que hay que romper esa regla. Pero como verás, el factor común es que, aunque tu trabajo no sea remunerado con dinero, vas a obtener otro tipo de pago posiblemente más rentable.

1.Cuando ese trabajo que vas a realizar es una «inversión».

No es lo mismo que te inviten en una escuela de negocios para dar una clase gratuita a los alumnos de algunos de sus programas que hacerlo a un grupo de directivos o de potenciales clientes o prescriptores de tu trabajo. Podrás decirme que estoy infravalorando a esos alumnos como prescriptores o posibles clientes, y quizás tengas razón, nunca sabes donde puede sonar la flauta. Pero en este mundo no puedes ir a todo o a todos y, casi por una cuestión de probabilidades, profesionalmente creo que hay que centrarse en quienes tienen más «papeletas» para cerrar un acuerdo.

Últimamente se han popularizado los webinarios colaborativos en los que alguien junta a un puñado de expertos de loquesea para que den una charla virtual. Cuando te proponen cosas de ese tipo, el texto, porque siempre suele ser un correo electrónico bastante genérico de alguien a quien apenas conoces, suele resumirse en dos cosas, «sólo» tienes que preparar una charla de 45-60 min. que puedes dar desde tu casa y a cambio vas obtener una gran visibilidad.

Lo cierto es que preparar esa cosa tan simple, te va a llevar unas cuantas horas, va a bloquear tu agenda y normalmente ya no vas a vas a saber nada de quienes te han metido en ese lío en cuanto termine tu intervención. Y en cuanto a la visibilidad, realmente si te lo proponen es porque probablemente seas tu quien va a proporcionarles esa notoriedad y no al revés. Así que mi consejo es que, si quieres impartir un webinario lo hagas con tus medios y controlando lo que va a ocurrir después.

2.Cuando ese trabajo va a ayudar a quienes lo necesitan.

Como te decía antes, muchos de los que estamos en las redes nos dedicamos a desarrollar personas o a trabajar con empresas pequeñas. Así que, no nos cuesta nada empatizar con los problemas y las dificultades que están viviendo. Por lo tanto, cuando alguien te pide que eches una mano a alguno de estos grupos, pues vas y lo haces. Pero podría decirse que esto no es filantropía o generosidad sino casi, casi, egoísta porque te hace sentir tan bien y la gente suele ser tan agradecida, que aunque no vayas a cobrar dinero, vas a enriquecerte de muchas otras maneras.

3.Cuando te apetece.

No sé si esta razón es muy ortodoxa pero hay veces que por el entorno, por los asistentes, por los colegas o, por la razón que sea, sientes que quieres hacerlo. En instinto te dice que eso va a merecer la pena, que vas a disfrutar y que vas a sentirte feliz. Ya no se trata de la recompensa o el éxito sino de esa sensación de plenitud que cuesta tanto conseguir.

NOTA:

Si quieres seguir desarrollando este tema, aquí tienes el vídeo de esta semana de #StreetPersonalBranding con Eva Collado y Claudio Inacio.





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