¿Para quién trabajas?

Desde hace algún tiempo tengo la sensación de que el tiempo no me cunde. Cada día tengo más cosas que quiero y me interesa hacer, pero los días pasan y apenas avanzo en lo importante.

Debo confesar que tengo tendencia a la pereza, pero que lo compenso con bastante disciplina y planificación. Así que creo que ese no es el problema.

Analizando mis actividades en las últimas semanas, especialmente desde la vuelta del verano, me he dado cuenta de que el tiempo no se pierde en grandes bloques de tareas identificables sino en infinidad de pequeñas interrupciones que te quitan tiempo, si, pero sobre todo, que te rompen el ritmo de trabajo y la concentración.

Ese Whatsapp que recibes de alguien a quien apenas conoces pero que te pide que le hagas un favor y le des algunos consejos a otra persona a la que acaba de conocer y a la que ha hablado de ti.

Esa persona que te dice que va a pasarse por Madrid y que sería genial poder quedar contigo para tomarse un café porque hace tiempo que te sigue en las redes. Pero a esa persona ni se le pasa por la cabeza que ese puñetero café de veinte minutos implica romper con tu ritmo de trabajo durante varias horas.

Ese mensaje de alguien que no te dice ni su nombre y de la que sólo sabes que su dirección de correo electrónico es friki2074@yahoo.com o algo parecido y te pide que le envíes toda, ¡¡¡TODA!!! la documentación que tengas sobre Marca Personal porque tiene que hacer un trabajo en su facultad… y supongo que le da pereza buscar un poco en tu web.

Esa petición de entrevista por parte de un recién llegado a dospuntocerolandia y que se ha leído algún decálogo en el que dicen que es IMPRESCINDIBLE pedir a la gente que lleva más tiempo por aquí que te escriba un post o que le hagas un webinario.

Ese individuo que te escribe un tuit en el que te pide una dirección de correo a la que escribirte y que simplemente te está diciendo que ni se ha pasado por la web que tienes en tu perfil de Twtter.

De la gente que te «hace el favor» de invitarte a dar una charla, gratis por supuesto, en unas jornadas internacionales de fabricantes de torreznos en la que conseguirás una gran visibilidad, mejor ni hablar porque ya se ha repetido muchas veces.

Y así podría dar montones de ejemplos. Pero si llevas algún tiempo por La Red, sabes de lo que te hablo.

El caso es que, al final, hagas lo que hagas, vas a quedar como un capullo. Para aquellos a los que echas una mano, parece que siempre te quedas corto y eso si es que directamente no quieren cogerse el brazo entero. A quienes contestas amablemente que lo que te piden es justo lo que haces para ganarte la vida y que, además, para ayudarles necesitas mucho más que un mensaje con cinco líneas, tarde o temprano te pondrán a caldo en alguna Red Social diciendo que vas de gurú y de nosequiensehacreidoqueesestegilipollas. Y si no contestas para evitar lo anterior, pues ya es el acabose.

Como, además, los canales de comunicación directos se han multiplicado, puedes estar escuchando campanitas del Messenger, el Whatsapp, los mensajes de LinkedIn, los DMs de Twitter y, por supuesto, llamadas de teléfono de toda la vida durante todo el día.


Al final acabas preguntándote, ¿Dónde se ha ido el tiempo? o algo más grave ¿Para quién trabajo?

Creo que hay una enorme falta de respeto hacia aquellos que trabajamos por nuestra cuenta. Vale, ya asumimos que quienes nos gobiernan nos van a joder todo lo que puedan y más. Pero, a veces, echo de menos una mayor empatía por parte de gente que consideras de los tuyos. Una cosa es ser ACCESIBLE, compartir tus ideas, aportar valor en tus canales y otra muy distinta es estar DISPONIBLE.

Si a nadie se le ocurre escribir a REPSOL. IBERDROLA, VODAFONE o EL CORTE INGLÉS para que les regalen lo que ofrecen, ¿Por qué se asume con tanta facilidad que quienes no disponemos de esos recursos deberíamos hacerlo? Porque es que, incluso queriendo (y te juro que me encantaría), no hay tiempo material para llegar a todo.

A estas alturas del post supongo que ya empiezas a tener claro para quién trabajas. En mi caso es tan obvio que se olvida con facilidad.

Yo trabajo para aquellos que dependen de mi, o dicho de otro modo, para mi familia. Y eso implica hacer el mejor trabajo posible, aportar todo el valor que pueda a aquellos que están dispuestos a apreciar lo que hago y remunerarme como corresponde.

¿Significa eso que nunca trabajo gratis? De ninguna manera. Hago muchas cosas desinteresadamente, empezando por este blog y terminando por multitud de talleres y conferencias en las que considero que puedo hacer algo por quienes lo necesitan. Así que, también trabajo por ellos.

Lo que está claro es que, si pierdes el foco, si te dispersas en esa infinidad de interrupciones que llegan de todos los lados y que te roban el recurso más escaso que es el tiempo, la máquina se para y entonces todo se va al carajo.

La verdad es que no quería que me saliese un post tan duro. Pero que le vamos a hacer.

NOTA:

Ya no falta nada para vernos en Granada el día 20 de Noviembre en el evento Espacio Knowmads. Hablaremos de muchos temas relacionados con las nuevas formas de ganarte la vida y de progresar profesionalmente… y también de lo que te mueve. Allí estaremos . Es gratuito y todavía quedan plazas pero no tardes mucho en apuntarte que se llena.

Para tener toda la información sobre el evento y para inscribirse pincha aquí. En este vídeo te cuento un poco más de qué va esto





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