Hago cosas
Si, me paso el día haciendo cosas, muchas, de todo tipo, sin ton ni son. Al terminar el día siento que no he parado. Sin embargo, al analizarlo detenidamente, veo que toda esa actividad frenética ha servido de poco, o algo peor, que me ha perjudicado en muchas ocasiones.
Esto es especialmente grave cuando se trata de poner en marcha un proyecto de más envergadura de lo normal o quieres hacer algo a medio o largo plazo.
Por ejemplo. Creo que uno de los errores más graves que cometí con mis primeros libros fue precisamente ese, el de hacer cosas, el de escribir mucho sin haber definido antes una estructura detallada.
Pero eso me ocurre con muchas otras cosas. A lo largo del día puedo cambiar la web, escribir un post como este, buscar información, ir a una presentación, navegar por dospuntocerolandia, comunicarme con gente (a través de múltiples canales),… y todo eso además de las tareas familiares.
El problema es que, sin un plan, sin un objetivo, sin una serie de prioridades, todo eso acaba siendo simplemente un gasto de tiempo, energía y dinero.
Así que, si, te estoy hablando de planificar, de hacer las cosas con un criterio y con la intención de alcanzar tus metas.
Vale, ya sé que somos latinos, mediterráneos, espontáneos, impulsivos, improvisadores. No nos gusta planear demasiado porque parece que nos volvemos más fríos y calculadores. Pero eso no funciona si quieres conseguir algo. Y cada día menos.
Sin plan no hay paraíso
¿Estás donde decidiste hace años que querías estar? ¿Ni siquiera te lo planteas? Vale, no te preocupes, es lo normal. O al menos lo era en un mundo mucho más lineal y predecible. Pero esto ya no funciona así.
Hoy toca establecer un punto B, un destino, un lugar o situación a la que te gustaría llegar. No tiene que ser algo superconcreto y megadefinido, basta con una idea más o menos concreta.
Y oye, que un día te quieres saltar el «régimen», pues no pasa nada siempre y cuando no pierdas de vista tu propósito.
Ojo, esto no va de esa chorrada de que los sueños se cumplen si cierras los ojos muy fuerte y lo deseas con ganas. Se trata más bien de facilitar las decisiones, de escoger las acciones que te van a acercar al objetivo y eliminar las que te «chupan» recursos.
Un plan te hace más eficaz
Siempre me gustaron las novelas de Tom Clancy. Creo que me he leído todas. Me gustaba lo que contaba con frecuencia sobre la forma de actuar de los Marines.
Lo que decía es que esos entrenamientos tan duros tenían como finalidad automatizar las reacciones, no tener que pensar en los detalles cuando tienes que estar enfocado en evitar que te maten.
Con los planes ocurre lo mismo. Se trata de ponerse en modo piloto automático. Cuando tienes un proyecto, un plan estratégico, todo es mucho más sencillo y creativo porque puedes enfocarte en lo realmente valioso.
Por eso, el Branding Personal es muy útil. Lo que te permite es definir la estructura, los cimientos y, a partir de ahí, dejarte llevar pero dentro de unos límites que tú has definido. En consecuencia, no sólo vas a ser más eficiente sino que vas a transmitir mucha credibilidad porque los demás perciben que sabes hacia donde te diriges.
Un plan es ingeniería inversa
¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de crear un plan de Marca Personal o de cualquier otro tipo? Lo tengo claro. Pues que no sabes lo que quieres.
Un plan es una forma de dividir en tareas y acciones el trayecto desde donde estás hasta donde quieres llegar. Pero si desconoces esto último, todo se va a la mierda.
«Es que prefiero no pensar en el futuro», «Es imposible saber lo que va a pasar», «Estoy harto de hacer planes y que no se cumplan», «Yo soy más de dejarme llevar»,…
Podría seguir con las excusas que me dan (y me doy) para no planificar, pero lo que está claro es que si no diseñas un mínimo borrador en el que definas Qué, Quién, Cómo, Cuándo, Cuánto, Cómo y Por qué, dentro de unos meses o años acabarás en un sitio que no deseas o algo peor, en donde otros quieren que estés.
Hazme caso. Si hay algo de lo que me arrepiento en este momento de mi vida es no haber planificado más. Es en este momento en el que te das cuenta de las cosas que podrías haber hecho si simplemente te hubieses sentado con un lápiz y papel a dibujar tu vida deseada.
La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. El otro día leía que Ray Kroc, el hombre que hizo grande McDonalds, se asoció con los fundadores Richard y Maurice McDonald cuando tenía 52 años (mi edad actual) tras una trayectoria profesional mediocre. Así que, nunca es tarde para empezar.
Por cierto, te recomiendo, El Fundador, la película sobre su historia.
Así que, hazme caso. Haz cosas, pero cosas que tengan sentido y que estén dentro de un Plan Maestro o, al menos, que tengan que ver con lo que quieres llegar a ser.
NOTA:
Recuerda que el lunes 11 a las 19:30 presento mi libro Monetízate en Madrid. Además no estaré solo. Me acompañará Juan Carlos Cubeiro, Claudio Inacio y Elena Arnaiz y mi editor Roger Domingo. Pero creo que van a ir muchos otros amigos y personas interesantes para hacer Networking y echarnos unas risas.