No quiero tu opinión

Lo que te voy a decir a continuación puede parecer contradictorio con el concepto de Marca Personal pero no lo es.

Si te fijas, salvo en las fotos de cabecera de mis sitios en Internet y algunas en las que aparezco con otras personas y colegas, apenas subo imágenes mías. En mi Instagram sólo aparezco dos o tres veces y porque «lo exige el guión».

Por otra parte, aunque es cierto que en casi todos los posts cuento alguna anécdota o algo que me ha sucedido, no es más que la excusa para poder desarrollar la idea que quiero contar. Mi vida privada es eso, privada.

¿Por qué digo que algunos pueden considerarlo contrario al Branding Personal? Pues porque muchos siguen pensando que la Marca Personal consiste en hablar de ti, en ponerte en el centro del Universo, en hacer que todo gire a tu alrededor. Pero en realidad no es así.


La Marca Personal va de producir un efecto en los demás. En generar cambios (positivos preferiblemente) en tu entorno. En aportar algo que ayude a que sucedan cosas. Pero tú y yo y todos, somos simples intermediarios. Somos ejecutores, no protagonistas.

Puede que todo esto esté relacionado con mi «manía» de no preocuparme demasiado de mi aspecto. Siempre he considerado que la imagen, la presencia es algo que hay que cuidar por respeto a los demás pero no es ni mucho ni lo primero ni lo más importante a la hora de dejar huella.

Desgraciadamente, creo, en dospuntocerolandia cada día parece que todo gire alrededor de uno mismo. Los selfies, las opiniones, las cosas más o menos irrelevantes que le suceden a uno, las críticas a todo y a todos (cada día más agresivas) por no pensar del mismo modo,…

Las Redes no son sociales, son simplemente la suma de individuos que hablan de sí mismos.

Gran parte del negocio de la autoayuda se basa en hacerte creer que todo depende de ti. «Cree en ti mismo», «No hagas lo que debes, haz lo que quieres», «Haz lo que te apasione». Pero pocas veces hablan de que el éxito material o emocional depende de lo que aportes a los demás.

Evidentemente estoy generalizando. Claro que hay personas que se sitúan en segundo plano, que prefieren estar en la sombra o desaparecer rápidamente cuando han hecho su trabajo. Y son esas las que dejan huella.

¿No has dejado de seguir a alguien porque está todo el día quejándose o contando sus problemas? ¿No has acabado cansado de esos individuos que se pasan el día lanzando tuits como si suplicasen a todo el mundo que no les olviden?

Sin embargo, es posible que sigas a ese tipo o tipa que escribe poco, que no se pasa el día contando su vida pero cuando en las pocas ocasiones en las que dice algo, ¡madre mía! cuando dice algo es que sabes que va a merecer la pena. Eso es posicionamiento personal.

Hace mucho tiempo, mucho antes de que se hablase de influencers, decía que alguien influyente en La Red es alguien a quien tienes que seguir aunque sea un gilipollas.

Y creo que la clave está ahí. En que lo importante para los demás no es lo que SEAS sino lo que HAGAS.

Hoy es especialmente sencillo y barato expresar una opinión, sumarse a un #YoSoy…, pero lo realmente jodido es hacer algo para cambiarlo. Es ahí, cuando te lanzas a la piscina cuando demuestras lo que eres y no cuando estás poniendo posturitas desde el borde.

Entiendo que los Medios Sociales nos han transmitido la idea de que hay que alimentar la bestia dospuntocero constantemente y cada día de forma más extravagante para tener una mínima sensación de relevancia. Para que no nos olviden y no caigamos al agujero negro de los buscadores.

Pero tengo la sensación de que hoy, el coste de toda esa inversión en tiempo y en privacidad, cada día tiene menos retorno. Porque, aunque suelo decir en mis cursos y mentorías, que todos tenemos cosas interesantes que contar, incluso la persona con la vida más intensa e interesante del mundo se queda sin historias valiosas que transmitir.

Creo, y esta sólo es una opinión de las que te digo que no tengas en cuenta, que es hora de dar un paso atrás, de utilizar las redes, si, pero sólo cuando lo que tengas que decir sea más importante que el silencio, como dijo aquel.

Sé que lo que voy a decir para terminar va a sonar a viejuno, a consejo de nuestros padres, y posiblemente esté equivocado (o no) pero creo que ha llegado la hora de que nos centremos en hacer bien nuestro trabajo, en desarrollar ideas interesantes y en divulgarlas cuando consideres que merece la pena. Y quizás, sólo quizás, con el tiempo acabes obteniendo tu recompensa.

Y si no es así, pues no pasa nada, como dicen en los concursos, «hemos venido a jugar».

NOTA:

El próximo lunes 11 de Marzo haré la primera presentación de mi libro en Madrid. Me encantará verte si te pasas por allí. Aquí tienes los datos.





Compartir esta publicacion