Control. ¿Qué has hecho hoy?

Estoy a punto de cumplir 18 años como Profesional Libre, voy a alcanzar mi mayoría de edad profesional sin cobrar una nómina. Es la etapa de estabilidad laboral más larga desde que conseguí mi primer empleo.

Podría hablar de todo lo bueno que me han dado estos años, pero prefiero centrarme en aquello de lo que me siento menos orgulloso. Me refiero a la sensación de que podría haber hecho más y mejor en menos tiempo.

Supongo que la aventura de ir por tu cuenta tiene como desventaja el que vas a tener que utilizar constantemente la prueba y error para ir avanzando. No es lo mismo que entrar en una empresa y seguir los procedimientos establecidos.

Sin control simplemente «haces cosas»

Con el tiempo vas aprendiendo y lo que antes te costaba mucho o incluso lo que te parecía imposible, se convierte en rutinario. Pero eso no sucede de repente. Así que, van pasando las semanas y los meses, incluso los años y tus avances parecen inexistentes.

Por otra parte, como somos humanos, barreras como la pereza, el miedo, el perfeccionismo, la falta de confianza, el pudor, el desconocimiento o la desmotivación van apareciendo por separado o en bloque y no ayudan precisamente a que el proceso se acelere.

¿Qué has hecho hoy? (No te engañes)

Pero, como te digo, aunque los errores son normales, lo que más me echo en cara es tener la sensación de pérdida de tiempo en algunos o en muchos momentos. Y ahí aparece un asunto que, aunque se repite en todos los manuales de gestión, o precisamente por eso, no solemos hacerle mucho caso. Me refiero a que lo que no se mide no se puede mejorar.

Creo que todo profesional, en especial quienes vamos por libre, deberíamos preguntarnos cada noche o con bastante regularidad,

¿Qué has hecho hoy/esta semana/este año?

No es una pregunta filosófica, sino totalmente necesaria para que los proyectos personales y profesionales salgan adelante. Yo no lo he hecho durante mucho tiempo y, quizás, esa es la razón por la que he tardado más tiempo del necesario en avanzar.

Sin control no sabes si estás a punto de desaparecer

No sirve de nada hacer cosas, o algo peor, tener la sensación o justificarte diciendo que has hecho cosas. Y todavía menos cuando tu supervivencia y la de los tuyos depende de «esas cosas».


Así que, para avanzar debes controlar y para controlar debes tener algo concreto que medir. No se trata de echar horas o de estar muy preocupado. Se trata de saber cuantas páginas has escrito, cuantas llamadas has hecho, cuantos cursos has dado o cuantas empanadillas has cocinado.

Es triste que te tengas que sentir culpable por no ser capaz de concretar a qué narices te has dedicado, pero es mucho más patético tener que dar explicaciones a quienes se preocupan o dependen de ti y no seas capaz de dar una respuesta de la que sentirte orgulloso.

Haz tangible lo intangible

Quizás sea tu caso y seas uno de esos llamados «profesionales del conocimiento» o algo similar que parece que lo que haces no se puede tocar, ni medir. Pues bien, tu obligación es encontrar el modo de conseguir que tu trabajo se pueda poner en una tabla, un gráfico. Y de ese modo saber si avanzas, estás estancado o no sabes ni donde estás.

Todo se puede medir, sólo tienes que darle un poco a la cabeza para ver como lo haces.

Mide lo que sea relevante

Podrás decir, «vale, ya sé lo que voy a medir, las horas delante de una pantalla». Pues no, eso no dice demasiado. Si quieres avanzar debes elegir variables que te indiquen realmente si, primero haces lo que tienes que hacer, y segundo te da los resultados esperados.

Cambia lo que sea necesario

Es curioso que me guste tener el control de las cosas en mi vida personal, pero que me haya costado tanto aplicarlo a mi trabajo. Quizás sea porque medir y controlar te hace enfrentarte a la realidad, quizás veas cosas que no te gustan demasiado, quizás los números y los datos te digan lo que algunas personas de tu entorno te están avisando desde hace tiempo y no quisiste escucharles.

El control es el «feedback» que te da la puñetera realidad. A partir de ahí, deberás tomar medidas y eso asusta.

Prémiate cuando lo merezcas

Lo bueno del control es que también te da buenas noticias. Y si te vas creando un histórico de tus avances, habrá momentos o incluso etapas en las que, por fin, veas resultados. Prémiate, date unas palmaditas en la espalda, siéntete orgulloso.

Como te digo, mi mayor error ha sido no obligarme a medir, o algo peor, no obligarme a tener algo que medir. No hagas como yo y no te descontroles.

Compartir esta publicacion