Operaciones. Prueba y error

Cuando empecé hace 18 a tratar de encontrar formas de ayudar a los profesionales a aumentar su valor y sus opciones no partía de cero. Ya llevaba años rumiando, dándole vueltas a mi cabeza a algunas ideas que, si no me llegan a despedir, no habrían fructificado. Simplemente porque no habría tenido la necesidad de utilizarlas.

Así que, cuando tuve claro que jamás volvería a trabajar por cuenta ajena, no tuve más que extraer esas ideas y encontrar el modo de convertirlas en algo operativo. Por otra parte, tenía algo de tiempo y pude ir probando, experimentando, equivocándome y ajustando. Pero salía de una forma tan natural que ni lo pensaba.

Así que, casi sin pensarlo, todo lo de la Marca Personal ya había empezado a coger velocidad de crucero. Eso es estupendo por un lado, pero es muy peligroso por otro porque cuando las cosas salen bien de una manera natural no te das cuenta de lo difícil que es sacar adelante algo desde cero y te acomodas.

Métete en el laboratorio, la cocina o el taller

Evidentemente no puedes vivir siempre de algo que funcionó en su momento porque las circunstancias cambian, las ideas envejecen, la competencia aparece o simplemente porque te cansas de hacer siempre lo mismo. Y entonces te toca volver a meterte en el laboratorio y experimentar.

Desde hace algunos meses estoy en esa fase de «cocina» y tengo que decir que no es nada fácil encontrar con una receta o una fórmula interesante.

Para un Profesional Libre un error no es el final

En mi entorno hay muchos familiares y amigos que son funcionarios o casi, es decir que tienen empleos de esos que quedan pocos en los que saben que se van a jubilar. Y casi siempre me miran con cara de pena o de «ya te lo dije» si ven que alguna de las cosas que pruebo no funcionan como esperaba o directamente son un rotundo fracaso.

Para ellos, un proyecto fallido es algo así como una señal de que más vale que me deje de chorradas y me busque «un trabajo de verdad». Para mí es un aprendizaje, una forma de entender lo que funciona y lo que no. Y como además, el coste no es económico sino de esfuerzo y tiempo, no me afecta demasiado.

Lo que ellos no ven es lo estimulante que es «jugar» con lo que tienes a tu alcance. Coger cosas, herramientas, ideas o técnicas y encontrar el modo de que «hagan reacción». Supongo que es mi formación como químico lo que hace que esto sea estimulante, mucho.


Si las cosas funcionan a la primera, mala señal

Es absurdo esperar que algo funcione siempre y a la primera. Por eso no me gustan los libros de «triunfadores» en los que te cuentan la historia de alguien que tuvo éxito con algo. Lo que luego no cuentan es que ese primer logro no volvió a repetirlo. Y considerar como regla de éxito algo que sólo ha funcionado una vez es, no sé, un poco dudoso.

Hoy tenemos formas de probar nuestras ideas. Podemos crear pretotipos, prototipos, modelos. Podemos contarlo en una charla y ver las caras de la gente. Podemos compartir algunas de esas locuras en un post como este y analizar la reacción de quienes te siguen y conocen. Podemos crear y vender cualquier cosa que seamos capaces de imaginar o crear sin más infraestructura que un ordenador. Hay programas que te permiten comercializar todo lo que inventes.

Pero lo que debes tener claro es que, hasta encontrar las condiciones óptimas de «presión y temperatura» como solíamos decir en la carrera, vas a tener que probar, aplicar y ajustar. Y no debes dejarte llevar por la presión del entorno, especialmente si ese entorno no es capaz de entender que fallar forma parte del proceso que te va llevar al éxito. Eso lo puedes tener claro.

Insistir ayuda a la suerte

Igual que vas a encontrarte con errores y problemas inesperados, también vas a sorprenderte cuando veas que algo que casi hiciste por casualidad o por desesperación resulta que tiene éxito.

Son muchos los artistas, científicos y empresarios que repiten que tienes que probar y crear mucho para que haya un porcentaje mínimo que acaba brillando. Si suponemos que funcionan un 5% de las ideas que pones en marcha, eso significa que tendrás que crear 100 posts, 100 productos, 100 reuniones o 100 canciones para encontrar 5 que tengan resultado.

Diviértete

Como ves, todo esto se parece mucho a jugar con la plastilina cuando eras pequeño. Lo que ocurre es que esa plastilina la tienes en tu cabeza.

Así que, diviértete, prueba, considéralo como un juego y no como una obligación. Y cuando te digan que es mejor que busques un «trabajo de verdad» diles que sean ellos los que se apliquen el cuento. Tal y como están las cosas se trata de hacer algo para ganarte la vida, no para perdértela.


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