Apoyos. Gracias por tu consejo, pero no

Soy el primero que conoce y reconoce los fallos cometidos durante la creación y gestión de mis proyectos. Creo que cualquiera con dos dedos de frente, especialmente quienes vamos por libre, solemos hacer examen de conciencia y vemos con más o menos claridad los errores en los que hemos caído… aunque, a veces, un poco tarde.

Hay una idea que creo que está relacionada con la PNL que dice algo así como que solemos tomar las decisiones más adecuadas a las circunstancias de cada momento en que tenemos que elegir. Puede que, más adelante, con más información y en otra coyuntura pensemos que debíamos haber tomado otra decisión. Pero esa me parece una forma injusta y equivocada de pensar. Incluso las decisiones más equivocadas se tomaron con los datos y estado mental que teníamos en aquel momento.

Pero la cosa se complica aún más cuando son otros los que se atreven a recomendarte lo que deberías hacer. Normalmente quienes te aconsejan sobre tus proyectos (o sobre tu vida) lo hacen con la mejor intención. Siempre hay alguien que conoce a alguien o alguna herramienta que será la solución a todos tus problemas o mejorará de forma increíble tus proyectos.

Hay algo que nos ocurre especialmente a los Profesionales Libres y es que constantemente estamos dándole vueltas a los proyectos porque nos va la vida en ello. Así que, aunque no niego que otros puedan ver algún punto de vista distinto que esté fuera de nuestra obsesión, lo cierto es que lo que nos dicen ya lo hemos tenido en cuenta mucho antes.

No trates de entender lo que tengo en mi cabeza

Creo que entendernos a nosotros mismos nos puede llevar toda una vida y posiblemente nunca lleguemos a conseguirlo del todo. Así que, es bastante más complicado que alguien distinto a ti y que posiblemente apenas te conoce, pueda darte un buen consejo cuando se trata de tomar decisiones que afectan a tus creencias y valores.

No me refiero a que te aconsejen un restaurante, un libro o una aplicación para el móvil… aunque incluso en esas cosas hay factores que dependen de cada cual. Te estoy hablando de cosas que afectan a tu forma de ser o de entender el mundo. Te pongo un ejemplo.

Con frecuencia me encuentro con personas, amigos o colegas que me dicen que me iría mejor si utilizase alguna de esas técnicas agresivas de venta online basadas en «landing pages», «newsletters constantes, «descuentos absurdos» y cosas similares. No digo que no funcionen, es más, creo que bien aplicadas pueden generar resultados. Lo que ocurre es que muchas de esas técnicas no van conmigo.

No soporto el truco de que te «regalen» un ebook con un contenido ridículo para engancharte a un bombardeo de correos. Así que, aunque la técnica puede que funcione, con lo que no encaja es con mi forma de ver la vida, con mis valores y prioridades. Y para eso, hace falta algo más que conocer un método, también hay que entender quien lo debe aplicar.


Cada cual tiene sus circunstancias

No digo que no escuche los consejos de otros, pero creo que hay una cierta falta de respeto cuando alguien te dice lo que debes hacer, según su punto de vista, en unas circunstancias posiblemente muy distintas a las tuyas y por alguien que no te conoce apenas. El mundo de la autoayuda se basa mucho en convencerte de que lo que a ellos les ha funcionado, también te va a servir a ti.

Los autores de libros de desarrollo personal y profesional de más éxito, especialmente los anglosajones, te cuentan lo mal que lo han pasado en su vida (cuanto peor, mejor) y como han conseguido triunfar de un modo estratosférico. Pero ahí hay dos problemas.

El primero es que frente a ese que ha conseguido triunfar, hay muchos más que se han quedado en el camino y quizás su experiencia es más valiosa que la del exitoso.

El segundo es que las circunstancias, el conjunto de variables que se alinearon para que esta persona tuviese éxito, quizás no se repitan.

Quizás te ha pasado que personas con la mejor intención del mundo te han dicho que hagas esto o lo otro, pero no se han parado a tratar de entender si tus circunstancias económicas, familiares, de salud o, como te decía antes, tus principios o tus preferencias se parecen a las suyas.

Recopila información y luego decide

Siempre me ha gustado conseguir toda la información posible y luego tomar una decisión. Cuando tenía que buscar proveedores para crear productos de marca blanca, trataba de visitar y auditar al mayor número de empresas posible. Y con eso, elaboraba un cuadro comparativo que me permitía entender y elegir la mejor combinación de variables.

Con un proyecto profesional creo que hay que actuar igual. Escucha a todos los que puedas y que consideres que hay que tener en cuenta. Mete todas esas opiniones en un matraz, lo calientas, lo agitas y quizás, sólo quizás encuentres una respuesta que no habías tenido en cuenta.

Otra de las cosas que ha cambiado con respecto a hace un par de décadas es que antes quizás necesitabas preguntar sobre algo muy concreto a alguien que podía tener esa información o conocimiento. Hoy puedes hacer ese «brainstorming» buscando en La Red. Ojo, no digo que Internet sea la solución porque hay mucha información repetida, sesgada, interesada y equivocada, pero te puede dar una visión rápida para empezar a orientarte.

No quiero que te quedes con la idea de que hay que rechazar cualquier consejo o que seas un desagradecido con alguien que sólo quiere echarte una mano. Lo que pretendo es que entiendas que, tanto si eres el protagonista de tus proyectos como si eres uno de los que trata de aconsejar, no basta con tener en cuenta los aspectos operativos sino también los deseos, intereses, motivaciones y objetivos de quien los recibe.


Compartir esta publicacion