Precio. Lo barato sale caro… tarde o temprano

Durante mis años como responsable de compras, hubo algo que aprendí y que me quedó bien marcado. Me refiero a que si aprietas a un proveedor para que baje los precios de su oferta más allá de lo razonable, perderás calidad del producto o perderás al proveedor (porque te deje o porque desaparezca).

Si una empresa está sometida constantemente a la presión de la bajada de precios en un mercado consolidado y estable, algo tendrá que cambiar, eliminar o reducir, salvo que encuentre una solución «mágica» que le permita seguir adelante. Pero eso no suele ocurrir.

Cuando empezaron a surgir empresas «low cost», mucha gente pensaba que las empresas normales llevaban años tomándoles el pelo. No digo que las grandes multinacionales no lleven años aprovechándose de su posición en el mercado, pero por lo general los costes suelen estar muy aquilatados en un mercado maduro.

Las compañías aéreas consiguieron que mucha gente pudiese viajar a un precio ridículo. Y así muchas otras empresas, bancos, energéticas, telecomunicaciones,…

Lo que hemos visto es que hoy, los salarios en general se han reducido, la calidad de servicio se ha deteriorado y la facilidad para realizar cualquier operación sencilla, se ha complicado. Y algo peor, las empresas «normales» han acabado cobrando lo mismo o más que antes al utilizar los trucos de las «low cost». Es decir, cobrándote lo mismo o más, pero añadiéndote algunos «extras» que antes estaban incluidos.

Los profesionales «low cost»

Recuerdo que mi primer sueldo en el año 90 con un contrato en prácticas en REPSOL, era de alrededor de unos 1.500 Eur.de hoy. Eso es algo impensable para un joven titulado sin experiencia actualmente. Desde entonces la cosa hay ido a peor.

Cualquier joven de esos que dicen, sobradamente preparado, puede darse con un canto en los dientes si encuentra un empleo y de cobrar mejor ni hablamos. Sobre los más mayores, pues ni te cuento.

Poco a poco, los profesionales hemos asumido la mentalidad «low cost». Pero a diferencia de las empresas, lo que bajan son los salarios, no la calidad de tu trabajo al que cada día exigen más. Ah, y no te quejes o te acusarán de falta de valores o de compromiso.

Profesionales «commodity»

Hace muchos años, cuando empezaba con esto de la Marca Personal, hablaba mucho de los profesionales «commodity», buenos, baratos, homogéneos y sustituibles. Y a un coste a la baja porque la oferta superaba la demanda.


Como aprendí en mis años como comprador, siempre vas a encontrar a alguien que te ofrezca un producto o servicio más barato que la competencia, aunque sea perdiendo dinero. Con los profesionales ocurre lo mismo.

Cuando hay tanto de todo, cuando se multiplican los profesionales «low cost» o incluso «no cost», defender el precio de tu trabajo se complica. Y si encima la competencia ya no es local sino mundial, entonces apaga y vámonos.

El problema es que para una empresa es relativamente sencillo añadir servicios extra o «premium» que permitan subir el precio, pero para un profesional, especialmente si trabaja por cuenta ajena, es más complicado o imposible.

Quizás un Profesional Libre como yo, tenga más margen de maniobra a la hora de incluir o quitar «complementos», pero para un «cuentajenado» que vende su trabajo con «tarifa plana» eso es más difícil.

La Marca

Como te decía al principio, todo esto del «low cost» ha generado dos situaciones. Por un lado, los precios bajos ya no lo son tanto mientras que el servicio se ha deteriorado y los salarios han caído. Y por otra parte, las empresas con «marca» también han cogido lo peor del trato al cliente, pero no se han cortado a la hora de mantener o subir los precios (lo de RENFE es escandaloso y lo de los Bancos, mejor ni hablar).

Pero los profesionales podemos aprender la lección. Si no queremos seguir despeñándonos por el barranco de la perdida de valor percibido de nuestro trabajo, tendremos que defender nuestra posición. Eso se llama Marca Personal.

Evidentemente la mejor forma de poder seguir cobrando lo que merecemos es hacer el mejor trabajo posible y no dejar de mejorarlo. Pero también hay que asociar ese valor a un prestigio que llamamos Marca Personal.

Llevo años hablando aquí y en donde me quieren escuchar sobre las formas de conseguir que nos conozcan, reconozcan y valoren como merecemos sin caer en la tentación de la filosofía «low cost» que es un callejón sin salida en el que sólo sobreviven los grandes.

Las empresas creo que se están dando cuenta de que no pueden tratar a todos sus profesionales como si fuesen material fungible. Pero los profesionales también debemos entender que te tratarán así si no defiendes tu terreno.

Ah, y no esperes que los sindicatos y similares vayan a mover un dedo por ti porque ellos son los primeros que están encantados de tratarte como «commodity», porque eso es lo que les permite mantener sus privilegios. Si hay alguien que odia la Marca Personal, el poder de los profesionales, son aquellos que prefieren tratarte como una mercancía a granel.


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