Estándares. Los pequeños detalles te hacen grande

Hay épocas en las que parece que todo se concentra cuando hay que resolver algunos asuntos. Esta pasada semana ha sido uno de esos casos. En realidad no se trata de nada grave, pero sí bastante incómodo o antipático.

Sin entrar en detalles, diré que he pasado horas tratando de resolver un asunto sencillo con el banco. Me he tirado bastantes minutos pegado al teléfono para aclarar una factura del seguro por una pequeña reparación. Y he tenido que recoger, gestionar y devolver un cacharro de mi compañía telefónica porque se habían equivocado.

No te tengo que explicar la impotencia que supone escuchar musiquitas, recibir el mismo mensaje explicándome lo de la protección de datos, escuchar que te van a pasar la llamada a otro departamento y que, al hacerlo, se corte después de haber pasado por el infierno de conseguir que te escuchen. Sobre lo que ocurre con la atención de la administración pública, mejor ni hablar.

Pero como suele decirse, cuando hay un problema, hay una oportunidad. Y si hay un gran problema de calidad de servicio, entonces podemos aprovecharlo.

Elige a quienes te lo ponen fácil

Creo que se valora poco a quienes consiguen hacer sencillo lo complejo. Quizás por eso a Amazon les va tan bien, porque eliminan todo lo que te puede quitar las ganas de comprar, publicar, recomendar o cualquiera de las otras cosas que hace esa plataforma.

Tengo que decir que la relación con la mayoría de mis clientes es tremendamente sencilla. Un correo, incluso un Wasap o una llamada y todo se pone en marcha. No necesitamos complicar las cosas. Y para una persona introvertida como yo, es el mundo ideal.

Es cierto que las pocas veces que trabajo con algún ayuntamiento, alguna administración pública o con alguna empresa grande, suele ser bastante antipático por todo lo que te piden. A veces he pensado que sólo les faltaba solicitarme polvo de cuerno de unicornio o algo parecido para dar una simple charla de 20 minutos.

Precisamente por eso trato de evitar a quienes hacen que el tiempo o el esfuerzo dedicado a la gestión acabe superando al de la creación. O dicho de otro modo, una de las mejores cosas cuando consigues velocidad de crucero profesional es que puedes elegir a aquellos con los que trabajar.

Los detalles te distinguen

Pero por tu parte también debe suceder lo mismo.


De momento es una buena idea ser accesible. ¿No te quita las ganas de vivir eso de tener que rellenar un formulario para poder contactar con cualquier mindundi? Yo tengo mi móvil y mi dirección de correo en mi web y no he tenido ningún problema.

Conviene tener preparado cualquier material que suelen pedirte con frecuencia. Una lista de preguntas frecuentes para los periodistas, una propuesta genérica sobre lo que ofreces, incluso algunas fotos o una autopresentación por si necesitan preparar alguna documentación. Cuando tienes eso les facilitas el trabajo y eso ayuda a establecer o mantener una relación.

Responder rápido sigue siendo una gran forma de diferenciarte para bien. Especialmente en estos tiempos en los que te van a hacer perder horas para realizar una simple gestión. Si puedes contestar a vuelta de correo (o casi), hazlo. Hay quien dice que es mejor hacer esperar para dar la sensación de que tienes mucho trabajo o parecer más importante, pero me parece una gilipollez.

Adelántate o da más de lo que te piden. Si puedes superar las expectativas, aunque sea dando sólo un poquito más de lo que te piden, vas a dejar una huella más profunda y valiosa.

Si eres pequeño aprende de las meteduras de pata de los grandes

Para un Profesional Libre como es mi caso o como pequeño empresario o emprendedor, es imposible contar con infraestructuras, equipos, presupuestos o recursos equiparables a los grandes. Sin embargo, podemos tener una capacidad de decisión, agilidad, cercanía o disponibilidad que no tienen ellos. Podemos aprovecharlo.

Mientras que relacionarse con un banco, una empresa de telecomunicaciones o de seguros se ha convertido en algo tremendamente desagradable, hacerlo con alguien con cara y ojos, puede ser una bendición.

Por eso, en lugar de tratar de parecer algo que no eres, de intentar transmitir que trabajas en Madison Avenue o en la City, siéntete orgulloso de hacer cosas grandes con medios pequeños.

No es el tamaño, son los estándares. No es lo que pareces, es lo que eres. No es lo que dices, es lo que haces.

Tu capacidad de sintonizar con otras personas es algo que no tendrá jamás una multinacional. La posibilidad de responder a cualquier consulta o petición desde tu móvil y sin tener que pedir permiso a nadie es algo que no puede dar una empresa con miles de empleados.

Como dijo alguien, «no hay que ser grande para empezar, pero hay que empezar para ser grande»





Compartir esta publicacion