Diferenciación. Establecer tus propias reglas

Hay un fenómeno curioso que siempre me llama la atención. Me refiero a esa costumbre de seguir tendencias por parte de quienes quieren diferenciarse, sobresalir, destacar.

Esto se aplica al aspecto, a la tecnología, a la gestión, a las ideologías o a cualquier otro ámbito. Parece que hay personas pendientes de aquello que puede convertirse en moda para lanzarse a abrazarlo como si fuese suyo. Y así hasta que surja la siguiente tendencia.

Esta forma de actuar enseguida genera expertos en cada una de esas modas que se encargan de crear decálogos, listas de mandamientos o «secretos infalibles que debes seguir para (pon aquí el movimiento que prefieras)». Y, por supuesto, se multiplican los discípulos dispuestos a seguir y a defender la nueva doctrina.

Lo de los seguidores de cada nueva pauta que surge es curioso porque algunos llegan al fanatismo. Y esto se aplica desde los «hipsters» hasta los «instagramers» pasando por los «thermomixers» o los «veganos».

Te cuento todo esto porque curiosamente, si hay algo en dospuntocerolandia que parece que obsesiona a los más activos en las redes es la diferenciación.

Ser raro llama la atención, pero no te diferencia

Es muy fácil montar un numerito, tener un aspecto extravagante o decir o hacer alguna barbaridad. Si te fijas, el ciclo de muchos «influencers», «youtubers», incluso políticos o famosetes es bastante predecible.

Empiezan siendo desconocidos. Por alguna razón, quizás incluso con trabajo y esfuerzo o gracias alguna polémica menor, consiguen algo de visibilidad. Pero poco a poco, para mantener ese pequeño o gran nivel de notoriedad van subiendo sus apuestas de Marketing Personal. Hasta que llega un día en que se pasan de la raya y lo que hasta ese momento era gracioso, simpático y conectaba con mucha gente, se convierte en desagradable.

Lo que no entienden es que lo que deja huella, lo que hace que tu Marca Personal sea fuerte, valiosa y fiable no es estar todo el día en el candelero por cuestiones estéticas o basadas en comportamientos llamativos sino por lo que puedes aportar.

Las extravagancias, las rarezas o las salidas de tono pueden ser un medio para conseguir atraer la atención hacia tu auténtico valor, pero nunca deberían ser un fin. Salvo que te vayas a dedicar al espectáculo.

Crea tus propias reglas

Recuerdo un fenómeno en los primeros años de Internet, especialmente en la época dorada de los blogs, que consistía en publicar muchos decálogos, listas y normas de actuación especialmente en Internet.

En ese tipo de contenidos te decían como comportarte con tus seguidores en Twitter, la forma de gestionar comentarios en tu blog, la duración de un vídeo de YouTube o en qué momento del día o semana deberías compartir tus ideas.

Eso podía estar muy bien porque todos andábamos a ciegas y cualquier sugerencia podía ser útil. El problema es que, en muchos casos, se llegaba a una especie de Talibanismo 2.0 en el que, o seguías al pie de la letra lo que «todo el mundo» daba por válido o te convertías en un ser extraño, incluso despreciable.

Si no seguías a todo el que te seguía en Twitter, como el «me ajuntas» del colegio pero habiendo dejado el pupitre hace años. O se te ocurría decir que engendros como Google+ no iban a ir a ningún sitio, entonces eras desterrado.

También ha ocurrido con temas de gestión. Si no te subías al carro de la última tendencia de Reclusos Humanos o Marketing, entonces no te acogerían en su seno. Y si divulgabas tus propias ideas ya ni te cuento.

Pero si quieres diferenciarte no puedes pasarte la vida siguiendo reglas ajenas que no sabes de donde vienen ni las compartes.

No te digo que vayas llevando la contraria a todo. Lo que te planteo es que no asumas cada lista genérica e impersonal de mandatos como si fuesen las Tablas de la Ley porque Moisés solo ha habido uno. de momento.

Si tienes tus propias ideas, si crees que hay algo que no encaja o simplemente crees que las cosas se pueden hacer de otra manera, no te subas a carros ajenos, es mejor que te bajes y sigas andando por tu propio camino.

No es fácil salirse del redil

Creo que a todos nos chirrían algunas cosas, desde la política hasta la moda, desde las Redes Sociales hasta lo que ocurre en nuestra profesión. Pero como dijo alguien, sólo cambiarás cuando el dolor sea más fuerte que la comodidad.

Cuando todo el mundo va en una dirección y tú tratas de ir en otro sentido o, al menos, coger un camino alternativo, vas a estar solo. Al menos hasta que otros vean que se pueden hacer las cosas de otro modo. Esa es una fase muy solitaria. Pero también te digo que esa es una de las mejores formas de distinguirte del resto.

Lo que también te digo es que, incluso esa forma de destacar tiene fecha de caducidad, especialmente si tienes éxito porque los que antes te despreciaban hoy se convertirán en los principales defensores de tus ideas… aunque no se acuerden de quienes lucharon por ellas.

Entonces será el momento de separarse de nuevo de esa tendencia, causa, idea o forma de actuar, aunque la hayas creado tú, y empezar con otra.





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