Panorama: El futuro es de los Profesionales Libres

Mi hija, sus amigos, los hijos de mis amigos y algunos de mis sobrinos han llegado a una edad en la que están a pocos meses de entrar en el mercado laboral. Aunque ya sé que es una visión muy parcial, percibo en ellos mucha preparación, pero también mucha incertidumbre.

Creo que precisamente en un momento en el que tienen multitud de opciones para formarse y para mostrar lo que valen, están entrando en parálisis.

Creo que muchos de ellos no se ven en una empresa. Aunque es justo reconocer que muchas empresas tampoco les ven en ellas. Pero ese es un círculo vicioso que hay que romper.

La inexistencia de caminos no es un problema, es una oportunidad

Para los de mi generación, la trayectoria profesional estaba bastante definida, formación, empleo, jubilación. Para los más jóvenes, se han roto todas las rutas y se enfrentan, quizás, a demasiadas opciones. No es que no tengan futuro, es que lo tienen que crear ellos.

Para los de mi generación, eso de establecer objetivos y perseguir tus sueños era algo secundario, simplemente porque muchas de esas cosas ya venían «de serie». Para los más jóvenes no sólo es necesario, sino más bien imprescindible, porque cuando no hay caminos, deben hacer el camino al andar, pero ¿hacia donde?

Pero esa libertad, esa capacidad de decidir, implica asumir responsabilidades y eso, ¡ay amigo!, es muy jodido.

Si cualquiera, joven o mayor, quiere romper barreras y convertirse en Profesional Libre, lo primero que debe hacer es establecer un destino y tomar decisiones.

Cuando ya tienes el QUÉ, deberás decidir el CÓMO, no al revés

¿Te han enseñado en el colegio a poner en marcha tus propios proyectos? ¿Son las Escuelas de Negocios sitios en los que realmente te enseñan a ganarte la vida por tu cuenta o sólo a dirigir empresas? ¿Te preocupa más lo que debes hacer para dedicarte a lo que te gusta que saber qué es eso que te gusta?

El problema es que el sistema no sólo no nos prepara para sacar adelante nuestras ideas, aunque sean pequeñas, sino que hace lo posible por asfixiarlas. ¿Qué es lo primero que piensa alguien que se anima a vender lo que sabe hacer? Posiblemente las cuestiones administrativas, las carencias de algunos aprendizajes o la falta de infraestructura. Y antes de empezar, ya se ha rendido.


Te aseguro que cuando tienes el destino, encontrarás formas de hacer el viaje. Los más jóvenes saben exprimir los recursos disponibles para aquello que les interesa para divertirse. Ahora sólo tienen que aprender a hacerlo para dar forma a sus proyectos.

Un Profesional Libre simplemente gestiona su profesión como su empresa y su valor como su producto. No hace falta alquilar un local, contratar gente, gastar una pasta en publicidad o dedicar meses a que las cosas tomen forma. Hoy tienes a tu disposición lo que necesitas para poner en marcha tus ideas en poco tiempo (días, semanas,…) y sin arriesgar tus ahorros.

Y si los proyectos no salen, ¿no será mejor haberlo intentado que dejar un espacio sin justificar en tu trayectoria? No estás desempleado, simplemente te has dedicado a poner en marcha tus ideas, con lo que eso implica de aprendizaje. Y quien considere que has fracasado en lugar de haber aprendido, merece la pena tenerlo lejos.

No es el empleo, son los ingresos

Desde pequeños, al menos en mi generación, hemos tenido puestas unas orejeras que nos enfocaban al empleo. Pero uno no sobrevive o progresa por tener un empleo, sino por lo que ingresa al realizar ese trabajo.

Así que, ¿y si consideramos un empleo simplemente como una opción para generar esos ingresos? ¿Qué sentido tiene echar currículos y hacer entrevistas (si te llaman) si puedes estar haciendo y mostrando (gracias a La Red) aquello de lo que eres capaz?

Puede que no consigas nada al principio (o si), pero si eres constante y visible empezarás a atraer la atención de posibles clientes (un empleador es un cliente), estarás aprendiendo, conociendo gente, cogiendo confianza,…

Eso es ser Profesional Libre, tener la opción (y aprovecharla) de convertir ideas en realidad, aunque no sean perfectas, aunque no estén completamente terminadas, aunque parezcan absurdas.

Ser Profesional Libre debería ser un hábito que todos deberíamos incorporar. Igual que ir al gimnasio, hacer dieta o aprender chino. Constantemente deberíamos pensar en formas de resolver problemas y conseguir mejoras con nuestras cualidades, y si, ponerles un precio y venderlas.

He dicho y repetiré con frecuencia que ser Profesional Libre no es un asunto administrativo, legal o teórico, es una cuestión mental.

Estamos en septiembre, este también es un mes de nuevos propósitos, y de lanzamiento de colecciones de fascículos. Quizás podrías plantearte que tu vida profesional no ha terminado, es ahora cuando puede empezar lo divertido.


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