Autoestima. ¿Te etiquetan? Que les den

Tengo 56 años y, cada día soy más sensible a anuncios que hablan de personas mayores, de ventajas para las personas de esta edad o incluso de como disfrutar del sexo a los 60. Es como si, a partir de los 55 tuviésemos algún tipo de discapacidad.

Por una parte eso no ayuda a que no se nos descarte para el mercado laboral, pero es que, además es mentira lo que pretenden transmitir.

Yo no sé tu, pero yo tengo la sensación de haber dejado de crecer hacia los 18. Este fin de semana estuve en un centro comercial que parecía bastante pensado para el ocio y la gente más joven. Sin embargo, a mi me llamaba la atención casi todo. Los sitios en los que pegarse tiros (virtualmente), las tiendas de comics con figuras de la Guerra de las galaxias o incluso una piscina para practicar el surf.

Es cierto que mi cuerpo ya no tiene la agilidad de los 18 (que tampoco era la de un gimnasta olímpico), pero mi cabeza estaba al mismo nivel que el de cualquiera de los adolescentes que pululaban por ahí.

No sé si es por esa obsesión de los marketinianos de clasificarnos por franjas demográficas, de los de recursos humanos por etiquetarnos como si fuésemos insectos o simplemente por esa tendencia a dividir a las personas en grupos cada día más pequeños. Lo cierto es que me niego a ser convertido en un estereotipo. Eso es justo lo contrario de lo que pretendo desde que empecé a trabajar con la Marca Personal.

Que no te metan en un nicho

Lo del nicho es muy descriptivo. Aunque los de Marketing e Investigación de Mercados tratan de reducirte a una etiqueta, a veces parece que lo del nicho tiene más que ver con el que vemos en los cementerios. Por eso me niego a que me metan en un hueco de cualquier tipo.

Hoy tenemos acceso a herramientas, conocimientos, información y contactos que, hasta la llegada de Internet eran impensables. Eso ha difuminado las líneas de separación. Conozco personas de sesenta o setenta años que se manejan perfectamente con lo dospuntocero y chavales de veinte que están paralizados aunque lo tengan todo a su alcance. Y en medio encontrarás todo tipo de perfiles.

Creo que lo que hay que hacer es, en primer lugar, dejar de asumir que eres «Boomer», GenX, GenZ, «Millenial» o cualquier otra etiqueta que se inventen para reducirte a una caricatura. No eres un segmento de edad, eres un conjunto de cualidades, conocimientos, experiencias, hábitos y habilidades que, además, pueden ir evolucionando.

Pero si no quieres que te metan en ese nicho, tienes que rebelarte, plantarte y decir que tú eres tú y tus circunstancias.

Diles a los clasificadores que se metan sus etiquetas donde les quepan

He conocido a chavales de 17 que te dejan con la boca abierta por lo que han sido capaces de hacer y por lo que demuestran que van a conseguir. He trabajado con personas mayores que yo, que siguen dando mucha guerra y que volverían loco a alguno de esos estandarizadores.


Lo que debemos hacer es evitar hacer lo posible por encajar en un perfil. Se trata de hacer justo lo contrario, demostrar que somos lo que se necesita y mucho más. No se trata de redondear el perfil sino de destacar las aristas. Y, sobre todo, salir y contarlo.

Lo que más me gusta, pero también más me preocupa de mi trabajo es la cantidad de gente que conozco que tiene cualidades asombrosas.

Digo que me gusta porque, en cuanto rascas un poco, ves que todo el mundo tiene algo que ofrecer y que va más allá de un título, un cargo o una definición demográfica.

Pero también digo que me preocupa porque, si no hacen algo por mostrar y demostrar esas cualidades, se perderán como lágrimas en la lluvia. O algo peor, estarán haciendo algo muy por debajo de su valor y de sus deseos.

Desconcierta a los entomólogos de personas

Recuerdo mi primera visita al Museo de Ciencias Naturales de Madrid cuando era muy pequeño.

Una de las cosas que más me llamó la atención fueron unos expositores en los que había muchos insectos, escarabajos, arañas y cosas parecidas perfectamente ordenados y atravesados con un alfiler. Había miles de aquellos bichos ordenados en grupos con especímenes casi idénticos.

Pues algo parecido ocurre con las personas. Una vez que te meten en una de esas cajas y te ponen un alfiler, no sales de ahí.

Lo que debemos hacer es algo parecido a lo que sucede cuando vemos una noticia del tipo, «Un grupo de investigadores encuentra una especie nueva» o «Descubierto un animal que se consideraba extinguido».

Debes hacer lo posible para ser ese profesional que destaque por tener una combinación de cualidades única o extraña, al menos. O ser capaz de recuperar habilidades que se consideraban perdidas, pero que siguen siendo valiosas.

Y todo eso debes contarlo en todos los sitios que puedas. De tal manera que cuando alguien descubra a alguien como tú, lo que menos le importe es la edad, el aspecto, el origen o las aficiones.





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