Lecciones Aprendidas V: Responsables y Culpables
Hace aproximadamente un año escribí una serie de posts sobre lecciones aprendidas (I, II, III y IV) al poner en marcha este proyecto. No pretendí ser políticamente correcto porque no lo soy.
Hoy quiero seguir poniendo al alcance de quien esté interesado alguna lección más por si le es útil a alguien.
En los casi tres años que llevo luchando por este sueño, he conocido a decenas de personas. La gran mayoría fantásticas, generosas, pacientes, encantadoras. Charlas de café, conversaciones transatláticas vía Skype, debates bitacóricos, relaciones comerciales,…
Pero como en cualquier otra faceta de la vida, también me he encontrado a media docena de individuos (curiosamente ninguna individua) con intenciones menos nobles o desinteresadas.
Me considero un buen tío, una persona legal. De la especie, «este tío es tan bueno que a veces parece idiota» y eso parece que atrae a determinadas personas.
Al principio no pasa nada. Simplemente pasan de ti. No eres nadie. Solo un incordio. Pero cuando empiezas a hacer algo de ruido, parece que llamas su atención.
Suele ser gente cuya situación les permite ejercer cierto control.
Suele ser gente a la que le gusta manipular, influir en la vida de otros.
Suele ser gente que cree que solo tiene valor lo que hacen ellos.
Suele ser gente que vampiriza tus ideas y tu energía.
Para un emprendedor con pocos recursos es tentador aceptar alguna propuesta injusta. Ponerse en manos de alguien bien situado. Hay que tener mucha sangre fría y unos objetivos muy claros para no dejarse tentar por esos cantos de sirena.
Estos individuos ¿Son culpables de algo? Pues sinceramente, creo que no, salvo que actúen fuera de la ley, y no es el caso. Aquí hablo de inmoralidad no de ilegalidad. Creo que cada uno hace su trabajo. Este es un mundo complicado en el que todos tratamos de sobrevivir. Y hay que estar preparado para este tipo de depredadores.
Como digo, son una minoría. Y creo que se les reconoce a los seis segundos de verles por primera vez. Pero tambien ocurre que el deseo de logros rápidos, la necesidad de ver resultados o la visión de un proyecto realizado es muy fuerte y a veces nos podemos dejar autoengañar. Pero entonces no hablaríamos de culpabilidad sino de responsabilidad, la nuestra.
Este no es un post escrito tras un calentón o un disgusto. Más bien lo contrario. Tampoco se refiere a nadie concreto sino a mi experiencia con muchas personas y la de otros emprendedores. Los malos tragos que me pudieron hacer pasar ya hace tiempo que ocurrieron. Es hora de hacer balance y de incluirlo como experiencia en mi mochila.
No se si me ha quedado muy etereo. Creo que quienes han pasado por la puesta en marcha de un proyecto entenderán lo que digo y espero que estén de acuerdo.
Creo que es importante hacer de Sherpa y guiar a quienes van a empezar la ascensión, porque ya es suficientemente dura y dificil sin ayuda.