Tiempos Extraños

Tras leer un comentario de Pepito reflexionaba hace unos días sobre la tendencia del ser humano a reducir, simplificar y clasificar a otros seres humanos. Parece algo inevitable.

El Personal Branding trata justo de todo lo contrario. La Marca Personal es la forma de conseguir que se nos valore por lo que nos hace únicos. Nuestra sociedad valora a aquellos que se parecen «a nosotros» pero se asusta de los «distintos», de los inclasificables, de los que se salen «de la norma». Y así nos va.

Sin embargo, con demasiada frecuencia nos encontramos con noticias que nos confirman esa tendencia imparable de la humanidad a decidir sobre otras personas basándose en un puñado de variables.

Con frecuencia hemos oido noticias que contaban que se rechazaba a candidatos siguiendo los criterios más peregrinos. Normalmente relacionados con el aspecto o la imagen.


Durante el nazismo y el comunismo se asesinó a millones de personas solo por sus creencias, su origen o su aspecto.

Como científico me parece aberrante que en muchas ocasiones se utilice la ciencia como argumento para realizar esas acciones.

Parece que cuando se utiliza un nombre que suene a científico, todo vale. No hay más que ver los anuncios de cosmética y cremas para la cara.

A pesar de los escándalos y las tragedias históricas, siguen apareciendo «espabilaos» y listillos que pretenden ser capaces de tomar decisiones sobre la vida de las personas siguiendo criterios tan falsos como superficiales. Eso si, siempre con un nombre que suene a ciencia.

Pero la culpa no es de ellos, mientras existan crédulos, imbéciles o una forma de conseguir dinero facil, seguirá habiendo astrólogos, videntes, curanderos y ahora morfopsicólogos.

En la carrera por reducir a las personas a objetos simples y predecibles seguirán surgiendo teorías estúpidas y de vida efímera como esta que pretende clasificarnos por nuestro aspecto.
Parece que las soluciones simplistas o que prometan resultados con poco esfuerzo siguen siendo atractivas para los que toman decisiones.

Esperemos que todo quede ahí y que el único efecto negativo sea que algunos profesionales valiosos no sean seleccionados por culpa de las teorías de un visionario. Cuando los «expertos en la mente» se dedican a gestionar personas pueden producirse consecuencias tan inesperadas como terribles.





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