Marca Personal y Gestión de Proyectos
Todos estamos muy influidos por nuestra historia personal y ese pasado acaba influyendo en todo lo que hacemos. Digo esto porque cada día veo que mi modelo de Personal Branding va tomando más elementos objetivos y utilizando herramientas del «mundo real» que he conocido.
Me explico. Parece que el propio concepto Marca Personal junta dos elementos, marcas y personas, muy etéreos, intangibles, subjetivos y dificilmente «digitalizables». Sin embargo, mi lucha desde el principio ha sido racionalizar y parametrizar elementos aparentemente incontrolables.
No puedo huir de mi pasado científico ni de mi historial profesional como gestor de proyectos. Por eso trato continuamente de crear un modelo reproducible, objetivo y que no dependa de quién lo ejecute al tiempo que da toda la libertad del mundo a quién lo experimenta.
Parece que cuando se trata de personas o marcas, todo vale, todo es interpretable y hay más arte que ciencia. Quizás por eso hay tanto psicólogo, para-psicólogo, terapeuta y «expertos en el alma humana» en los temas de desarrollo profesional. Todo lo solucionan y explican trasteando en el subconsciente, el inconsciente o en los recovecos de la mente. Como digo, están más centrado en lo Anal-lógico que en lo digital.
A veces me da la sensación que desde Freud hasta el último responsable de RRHH, la obsesión es tratar de encontrar la forma de encasillar o clasificar a las personas. Reducirlas a estereotipos manejables y devaluados. Constantemente aparecen tests, herramientas y métodos de diagnóstico que meten a todo el mundo en un puñado de casillas. Tratan de reducir la diversidad limitando al ser humano.
A diferencia del enfoque «mentalista», mi modelo parte de los elementos comunes hasta llegar a lo que nos hace singulares y únicos usando instrumentos de disciplinas más técnicas y racionales.
Pero yo creo que todo es más sencillo. En realidad, cuando hablamos de Personal Branding estamos hablando de un proceso que es reproducible y repetible, aunque cada caso sea distinto. Eso no es contradictorio, la ley de la gravedad es la misma para una pluma y para un avión. La repetitividad y reproducibilidad debe estar en el modelo, en el método y no en el objeto al que se aplica, en este caso, las personas.
También creo que hay que pasar a la acción lo antes posible y no recrearse en el onanismo interior que comentaba el otro día.
Pienso que si me perdiese en un bosque (y el mercado lo es) y me encontrase con una persona de cada tipo habría dos consejos distintos.
El primero me diría que no tuviese miedo, que todo está en mi interior, que tengo que encontrar mi motivación, que el universo está ahí para ayudarme…
El segundo me diría que me pusiese en marcha porque conoce la zona y sabe que va hacer frío y me daría indicaciones claras, precisas y probadas para encontrar el camino de vuelta. No se dedicaría a preguntarme para que yo encontrase «las respuestas».
Francamente, me quedo con el segundo.
Creo que el Personal Branding puede gestionarse como un proyecto y no como un lienzo o una página en blanco a merced del artista.
Como ocurre en el Project Management, aquí también hay tareas, puntos críticos, recursos, parámetros de control, lecciones aprendidas, definición de actividades,… Hasta se podrían hacer gráficos de Gantt.
En realidad cuando hablo de Marca Personal me estoy refiriendo a Posicionarse para un ascenso, un empleo, ser una referencia en el sector o convertirse en un ejemplo para tus hijos. Todo eso implica poner en marcha un proceso no muy diferente a la construcción de un edificio, al lanzamiento de un producto o a la instalación de una red de telefonía movil. Como digo, procesos repetibles pero resultados únicos. Como ocurre con las personas.
Quizás esto no guste a muchos, pero francamente yo me siento más cómodo cuando encuentro la forma de objetivizar situaciones (aparentemente) subjetivas. Me gusta depender de mi mismo y de un proceso que puedo tocar, ver e interpretar. Supongo que la culpa es de mi historia personal, pero eso debería decidirlo uno de esos hackers de la mente y francamente no estoy muy por la labor.