Cuando creas que no puedes seguir, da un paso más.

He contado en algunas ocasiones que una de las cosas que siempre me ha interesado muchísimo es la astronomía, la astronáutica y todo lo relacionado con la carrera espacial. De hecho, el primer viaje importante que hice cuando empecé a ganar dinero fue a la NASA, a Cabo Cañaveral.

Hace unas semanas vi que en Movistar+ había un par de películas que trataban sobre dos hazañas astronáuticas de la Unión Soviética. La primera, Spacewalker narraba el primer paseo espacial de Alexey Leonov. Podría decirse que es la versión rusa de Elegidos para la gloria o El primer hombre.


Aquí, el friki de los cohetes gastando sus primeros sueldos

La otra, Salyut-7 es equivalente a Apolo 13 y explica los problemas de dos astronautas tratando de recuperar una estación espacial que estuvo a punto de caer a la Tierra de forma descontrolada.

Debo decir que me preocupaba ver un par de bodrios con efectos especiales cutres. Pero lo cierto es que la calidad de ambas películas no tiene nada que envidiar a ninguna de las norteamericanas en cuanto a ritmo, emoción, calidad técnica ni, por supuesto, patriotismo. Y las recomiendo totalmente.


Pero, llevándolo al terreno de la Estrategia Personal, lo que me interesó mucho de las dos películas, es la voluntad de seguir adelante cuando las cosas van mal. La lucha por no quedarse paralizado cuando no lo tienes todo claro, incluso cuando te estás jugando la vida.

Vale ya sé que se trata de películas y, encima, son historias especialmente heroicas a las que se les ha dado un baño de propaganda, pero me entusiasma esa capacidad para buscar soluciones creativas cuando parece que todo está perdido, cuando estás completamente solo, a miles de kilómetros de distancia y en un espacio mínimo.

Creo que muchas veces nos quejamos de falta de medios, de carencia de recursos o de apoyos escasos a la hora de poner nuestros proyectos adelante. Pero lo cierto es que, si te fijas un poco, verás que hoy precisamente hay exceso de opciones y que el problema, más bien, es elegir.

También está claro que los astronautas norteamericanos y soviéticos tenían una motivación indiscutible, sobrevivir. Pero ¿es que tenemos que estar al límite o al borde de la muerte personal o profesional para ponernos las pilas? Creo que no.

Precisamente lo interesante, incluso lo divertido de lo que se denominan Proyectos Paralelos es que puedes (y debes) ponerlos en marcha cuando las cosas van bien pero podrían ir mejor.

Así que, lo complicado a la hora de hacer las cosas no es CÓMO hacerlas sino POR QUÉ hacerlas. Y te digo por experiencia que cuando tienes una razón, las barreras o los problemas no desaparecen, pero se reducen bastante o encuentras formas de rodearlos. Y esa obligación de ser creativo es maravillosa. Es cuando te das cuenta de lo que tienes y no usas apenas.

Reconozco que al escribir el título he estado a punto de borrarlo porque me suena a mierda «motivacional» pero he preferido dejarlo porque creo que, casi siempre, funciona lo de seguir adelante.

Digo que casi siempre funciona porque una cosa es ser persistente y luchar por tus sueños y otra cosa es ser gilipollas. Hay objetivos que son inalcanzables por muy estupendo que te pongas. Así que, seguir insistiendo cuando la cosa no va a salir, sólo consigue que te hundas más.

Una forma de saber si debes seguir adelante con algo que me funciona bien es ver si tus esfuerzos producen algún resultado aunque sea insospechado o no previsto.

Por ejemplo, imagina que quieres que te contraten para trabajar en algo que te has desarrollado y que estás contando en tu blog y no te llama nadie. Sin embargo, un medio de comunicación se interesa y te pide una entrevista. O vas a un evento de tu sector y se te acerca alguien a decirte que lo que haces le está siendo muy útil o simplemente te piden una propuesta aunque luego se pierda en el olvido. Esas son señales de que, quizás merece la pena insistir, aunque vayas trabajando en un plan B, C, o lo que sea.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que, las personas que nos pasamos el día maquinando cosas nunca consideramos que un fallo es el fin, sino una razón para seguir probando y experimentando. Siempre digo que odio eso de glorificar el fracaso, pero desde el punto de vista de un profesional, los fallos son formas más o menos costosas de mejorar.

Así que, en primer lugar apunta alto (no tiene que ser una órbita terrestre), busca recursos, asume riesgos que no te cuesten la vida o la hacienda y prueba y mejora, prueba y mejora, prueba y mejora.

Ah, y si te va lo de la carrera espacial, no te pierdas esas pelis.





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