Un poco más sobre modales profesionales

Información sobre el Programa de Etiqueta en los negocios

Hablaba en el post anterior sobre el desconocimiento por una parte, y el deterioro por otra, de ciertas reglas de comportamiento entre profesionales.

Puede parecer que la vida es más sencilla sin reglas, pero creo que sucede todo lo contrario. Especialmente en entorno tan artificial como el de una empresa en la que se junta en un espacio limitado y durante muchas horas un montón de gente sin demasiados elementos en común.

Quiero contarte algunas situaciones bastante habituales en las que tu Marca Personal o la de otros puede verse comprometida por saltarse algunas normas básicas en las relaciones con los demás.

Molestias

Creo que todos los que hemos trabajado en una oficina hemos tenido que soportar pequeñas o grandes molestias. Una de las más frecuentes es la de esos aromas que percibimos en el ambiente.

No se trata sólo de olores desagradables sino también de esas otras personas que parece que se han bañado en colonia.

Es posible que los colegas lleguen a acostumbrarse pero, cuando se trata de mantener una reunión con gente ajena a la empresa, los efectos pueden ir más allá de una mueca de desagrado.

Espacios comunes

Las zonas de cocina o de descanso son un campo de minas que ponen a prueba los comportamientos de quienes van a currar cada día. Esos almuerzos que desaparecen de la nevera. El listo o lista que nunca cambia el filtro de la cafetera. Ese que nunca se digna a poner un poco de orden o fregar un par de vasos.

Puede que nadie esté observando, pero tarde o temprano todo se acaba sabiendo. Y si no se sabe, da igual, lo sabes tú y basta. Porque la Marca Personal también es la que dejamos en nosotros mismos.

Cubículos

El mundo del cubículo daría para un libro entero sobre etiqueta en la oficina.

Ese compañero que habla a gritos y a quien le da igual que los demás sepan con quién está discutiendo. Recuerdo a una compañera que tenía fama de «humillar» a los proveedores y que parecía que esperaba a tener la mayor cantidad de público posible para echarles una bronca por teléfono. Lo curioso es que en la empresa parecía que la valoraban más por eso.

Otro caso típico de mala educación es el «interruptor», esa persona que parece que no tenga otra cosa que hacer que ir deambulando por la «pradera» soltando su rollo, interrumpiendo a todo aquel que parezca dispuesto a escuchar.


Material

Hay un aspecto en el que la Ética se relaciona con la Etiqueta y es en el del uso correcto del material de oficina. Si, ya sabes, aquello de complementar tu salario con algunos bolis o paquetes de folios.

Creo que es en esos pequeños detalles en los que la integridad de un profesional se pone a prueba.

Aunque no se trate exactamente de uso de material de oficina, recuerdo una historia en la que aprendí una lección.

En una ocasión, en un viaje a una fábrica al norte de Italia que tenía una de las empresas en las que trabajé en mis primeros años, terminamos de trabajar pronto y decidí coger un tren de cercanías para visitar Venecia que estaba a unos 45 min.

El coste del billete era pequeño, posiblemente 3 o 4 Euros (en Liras porque eran los años 90), así que no le di importancia y lo metí en la nota de gastos. Mi jefe, que también era y es amigo, me dijo muy serio y algo enfadado que ni se me ocurriese incluirlo. Y creo que tenía razón. Es en esos pequeños detalles en los que se percibe si una persona es honesta o no.

Creo que detalles como ese, o no reponer la bandeja de la impresora, o no devolver una grapadora que has cogido prestada a un compañero, o cualquier otro aparentemente de poca relevancia son los que hacen que una persona sea percibida como alguien con quién se puede trabajar o a la que hay que evitar a toda costa.

Privacidad

Cualquiera que haya trabajado en una oficina acaba pasando más tiempo con gente a la que no ha elegido que con su propia familia. Si eso no fuera suficiente, esta tendencia a reducir costes metiendo a decenas o centenares de personas en espacios abiertos ha acabado con algo fundamental para un ser humano, la privacidad.

Parece que no se insiste lo suficiente en que cada cual debería meterse en sus asuntos, que hay que respetar el (mínimo) espacio personal que se permite, que los rumores y los cotilleos pueden convertir un espacio común en un lugar inhabitable.

Como ves, estos son sólo unos ejemplos sencillos y bastante habituales de situaciones en las que el desconocimiento o el mal uso de la etiqueta en la empresa o las reglas de urbanidad como se decía hace mucho, mucho tiempo, pueden deteriorar un negocio.

Romances en la empresa, viajes de negocios, visitas de proveedores o clientes, fallecimientos, cumpleaños, crisis personales,… Creo que apenas se piensa en la forma de actuar en esas situaciones. Pero aquellos se sepan manejarlas mejor posiblemente conseguirán eso que buscan algunos, diferenciarse.





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