Marca Personal. Destacas, te prescriben o te diluyes

Tenía que pasar y pasó. Sólo era cuestión de tiempo. Nos dijeron que Internet sería un entorno en el que, a diferencia del mundo real, cualquiera podría conseguir que se reconociese su valor, sus cualidades. Y durante un tiempo casi llegó a ser así. Hoy lo veo muy complicado.

Cuando hace diecisiete años, una persona como yo ponía en marcha un blog, sabía que si le dedicaba tiempo, constancia y trataba de contar algo interesante, era posible que destacase aunque fuese un poquito y, a veces, por aguantar más que los demás.

Con los años, han ocurrido dos cosas. Por un lado, que la posibilidad de «estar en Internet» con facilidad se ha multiplicado y, por lo tanto, la competición se ha hecho global. Y, por otro lado, las herramientas y plataformas han reducido la barrera de entrada hasta lo ridículo.

Escribir un post como este lleva su tiempo y, quizás por eso, quienes mantenemos nuestro blog, nuestra casa virtual, somos relativamente pocos en este mundo dospuntocero. Sin embargo, los contenidos se han ido simplificando, incluso frivolizando con cada nueva Red Social que ha surgido.


Hoy Facebook se le hace bola a los más jóvenes, ¡Facebook! Las redes de imágenes como Snapchat, Instagram o TikTok ya sólo requieren que sepas darle a un botón del móvil y tomar una foto o un vídeo (corto, por supuesto) y con Clubhouse, ni eso, simplemente tienes que limitarte a hacer algo que cualquiera hace, hablar.

Así que, La Red, efectivamente, se ha convertido en la versión digital del mundo real. Por lo tanto, ¿Qué te hace pensar que vas a tener más éxito subiéndote a cada plataforma que surge en Internet que centrarte en aquella que mejor representa lo que puedes aportar?

Hay una frase de Margaret Thatcher que repito con frecuencia y que se aplica aquí perfectamente

Si nuestra única oportunidad es la de ser iguales, no es una oportunidad. Margaret Thatcher

Y creo que eso es lo que ha ocurrido. Ojo, aquí no estoy diciendo que sea algo bueno o malo, simplemente constato un hecho.

Y entonces surge la Marca Personal

La Marca Personal está en el Módulo de Prestigio.

Lo que ha ocurrido con las personas es lo mismo que sucedió hace mucho con cualquier producto. Que hay más oferta que demanda. Cuando sabías que todo el arroz o la cerveza que se producía se iba a vender, no tenías que preocuparte si eras quien lo producía. Cuando la oferta superó a la demanda entonces hubo que empezar a pensar en fórmulas para que tu producto fuese el elegido, por eso surgieron las marcas.

Ya no era suficiente con que el tendero te pusiese un kilo de arroz en una bolsa de papel, ahora había que conseguir generar confianza, ser más atractivo o dividirlo en categorías.

Cuando todo el mundo «puede» ser «influencer» o «experto» o «gurú» o tiene tres carreras y seis masters, entonces esos conceptos pierden su valor y hay que encontrar el modo de destacar. No basta con apuntarse a la última «tontá» internetera o crear el titular perfecto de LinkedIn y esperar que te elijan. Especialmente cuando lo que alguien va a pagar por tu esfuerzo va a ser un simple clic… y eso si tienes suerte.

Así que si quieres que alguien considere que eres un/a profesional a tener en cuenta, deberás llegar a las nuevas plataformas con los deberes hechos. Quienes tendrán más posibilidades de éxito serán aquellos/as que llevan meses, años o décadas dejando huella a través de los canales adecuados, aportando cosas útiles y generando confianza mediante la coherencia y la consistencia. Como en el mundo real, vamos.

El mérito está en ti y en tu trabajo, no en una plataforma, por muy de moda esté durante un tiempo.

Viva los 40 principales

Cuando era un adolescente en los 80 escuchaba Los 40 Principales y, sobre todo, Radio 80 y me encantaba (y casi siempre me emocionaba) Diálogos3 de Ramón Trecet. Todos ellos tenían en común un factor que puede ser discutible, me refiero a que había alguien detrás que mediante su criterio o sus intereses comerciales te seleccionaba lo que consideraban más interesante. Hoy eso no ocurre con Internet.

Puede ser maravilloso que cualquiera, como mi hija, suba sus canciones a Spotify, que todo el mundo pueda publicar sus obras o vender sus camisetas en Amazon, que todo aquel que crea que tiene algo que contar, se suba a un estrado virtual y suelte su rollo en Clubhouse o incluso que tengas la posibilidad de ver cualquier bodrio en Netflix, pero echo de menos un editor, un prescriptor, alguien que sepa más que yo sobre un asunto y me oriente.

Si todavía no has conseguido suficiente prestigio en lo tuyo, me temo que vas a necesitar subirte a los hombros de alguien que tenga una Marca Personal consolidada y se convierta en tu embajador, defensor o padrino.

Al final, lo de siempre

Con todo esto no quiero quitarte la ilusión, todo lo contrario. Lo que pretendo es que, ya que nuestros recursos son finitos, deberemos gestionarlos de la mejor forma posible. Si queremos sobrevivir primero y progresar después, tenemos que tomar las decisiones correctas y huir de los cantos de sirenas.

Como ocurre en el mundo real, el éxito viene de MOSTRAR, sí, pero a través de los canales adecuados y, sobre todo y mucho más importante de DEMOSTRAR que tienes cualidades, que eres fiable, que compartimos los mismos valores, que estás por encima de la media en lo tuyo, que eres coherente, que sigues trabajando día a día por mejorar. Y todo eso para empezar.

Parafraseando el viejo dicho:

Quod natura non dat, Salmantica* non præstat*Cambia Salamanca por Clubhouse, Instagram, TikTok, Twitch o lo último que surja





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