Producto. Deja de criticar y dame soluciones
Hubo un tiempo, no demasiado lejano en que, al empezar a relacionarnos por Redes Sociales, había una tendencia a ser amables… quizás en exceso.
Antes de que Twitter se convirtiese en un campo de batalla, parecía un campo de flores. Cada mañana, muchos daban los buenos días, nos contaban donde estaban, qué comían y que avión iban a coger. Y lo mismo con Facebook.
A mi no me entusiasmaba ese comportamiento tan almibarado, pero no hacía daño a nadie. Si, había algún «troll» y puede que te cruzases con un «hater», pero eran conocidos, pocos y hasta entrañables.
Yo mismo he pecado de criticón durante años, y de vez en cuando me sale la vena ácida, pero con el tiempo te das cuenta de algo fundamental y de puro sentido común. Me refiero a que es posible que los que asumen el papel de destructor van a recibir muchos halagos por parte de quienes no se juegan nada. Sin embargo, acabamos acudiendo a quienes, además de identificar problemas, errores y comportamientos inadecuados, hacen algo por resolverlos.
Busca problemas, pero aporta soluciones
Cualquiera que haya trabajado en una empresa sabe que a los jefes no hay que ir sólo con problemas, sino también con tus propuestas para resolverlos.
En dospuntocerolandia hay mucho fiscal, acusador y señalador de errores ajenos. Yo mismo he actuado así y seguramente me saldrá de vez en cuando. Pero, una vez satisfecha tu tendencia a unirte a la masa que se dedica a atacar algo o a alguien, lo que quieres es alguien que te diga como resolver una mala situación o como mejorar una que no es tan mala.
Si, ya sabemos que hay «vendedores de humo», «reyes y reinas del autobombo», «inútiles conscientes o inconscientes» o «personas tóxicas», pero si la mayor parte de tu tiempo te lo pasas hablando de ello, creo que, automáticamente te convierte en uno de ellos.
Hay acusadores que son incluso divertidos señalando a quienes ellos consideran que deben ser desterrados, pero a los que jamás elegiría porque no veo que ellos aporten mucho más que aquellos a los que acusan.
¿Qué arreglas? ¿Qué mejoras? ¿Qué creas?
Es cierto que para resolver una crisis o mejorar una situación, antes hay que identificar y ser conscientes de que existe algo que cambiar. Pero, inmediatamente hay que generar opciones. Esa es la razón por la que te contratan para trabajar en una empresa o como profesional libre.
Al escribir Expertología leí una definición de experto que me gustó, decía algo así como que «un experto es alguien cuya experiencia y conocimientos le permite resolver el 90% de los problemas que se le presentan». Y creo que ese es un buen camino. Si quieres que te tengan en cuenta, debes ser trabajar en llegar a resolver el mayor número de situaciones que te planteen.
Identificar o incluso inventar problemas es fácil, no hay más que ver a nuestros políticos. Lo realmente jodido es ver como puedes resolver situaciones complicadas o hacer crecer algo que ya funciona bien.
Si vas a criticar, inmediatamente dime lo que harías
Si te fijas, los monologuistas, los del club de la comedia, basan la mayor parte de sus actuaciones en criticar con gracia situaciones cotidianas, al cuñado, a los «runners», a los veganos, a los coaches, a los hombres, a las mujeres,… Y son divertidos porque sabes que vas a ver eso.
Lo que no tiene tanta gracia es que se presente como experto empresarial alguien que no es más que un monologuista que todo lo que pretende es que quienes le escuchan saquen su parte más criticona y se pase el espectáculo asintiendo a las obviedades que plantea con gracia, eso sí. Porque si encima no te saca una sonrisa, apaga y vámonos.
Para no quedarme en la crítica, te diré que la solución pasa por ser todo lo entretenido que puedas con tus juicios a otros, pero también que me digas lo que hay que hacer para no ser como esos a quienes criticas.
Si vas a escribir un post sobre algo que no te gusta, dame no una sino dos, tres o cien formas de hacerlo mejor. Si no, mejor cállate.
Analiza el panorama completo
Como te digo, yo tengo tendencia a criticar, aunque trato de controlarlo. Una de las cosas de las que más me arrepiento es de no haber analizado más a fondo aquello que he puesto en duda.
¿Qué sabes de esa persona a la que «pones a caldo»? ¿Has trabajado con esa herramienta que consideras una chorrada? ¿Conoces las motivaciones por las que ese profesional hace lo posible para salir adelante? ¿Cómo sabes que esa persona no está firmemente convencida de que lo que ofrece es valioso? ¿Serías capaz de jurar que tú nunca has actuado así?
Me ha ocurrido no una sino unas cuantas veces que, cuando tienes la oportunidad de conocer más de cerca a alguien a quien has criticado más o menos veladamente en un tuit o en un post de tu blog o de una red social, te das cuenta de que es justo lo contrario de lo que comentabas. O esa plataforma, herramienta o doctrina que no tienes complejo en ridiculizar, resulta que tiene mucha más «chicha» de lo que pensabas.
No sé si he sido muy crítico con los críticos (empezando por mi), pero lo que está claro es que si quieres que te tengan en cuenta, primero busca grietas, errores, problemas, pero inmediatamente después, dime lo que eres capaz de hacer para resolverlo. Eso te posiciona como valioso, lo otro como ocioso o algo peor, odioso.