Conocimientos. Aprende siempre, pero no todo el tiempo
No sé de donde viene el interés por las cosas, pero lo cierto es que, desde pequeño, me interesaron temas como la astronomía, la astronáutica, los ordenadores, la ciencia en general.
Cuando era pequeño no había acceso a canales como Discovery, National Geographic y similares. Aunque había buenos libros, no disponíamos de toda la oferta como ocurre ahora. Si no podías comprarlos, tenías la biblioteca en la que te pasabas horas cogiendo y devolviendo libros. Y Internet ni estaba ni se le esperaba.
Así que, cogiendo un poco de Asimov, El Universo, 100 Preguntas básicas sobre la ciencia y tantos otros. Saboreando cada capítulo de COSMOS de Carl Sagan y buscando cada noticia sobre el Skylab o sobre el trasbordador espacial que aparecía en prensa, te ibas apañando. Así que, aunque en la carrera (química) había asignaturas más divertidas que otras, lo cierto es que lo disfruté.
Aunque la vida te ha ido llevando por otros caminos, ese interés por la ciencia, lo sigo manteniendo. Sigo leyendo (menos de lo que quisiera) y viendo todos los documentales que puedo.
Estudiar es un medio, no un fin (ni una excusa)
Te digo esto porque me sorprende muchísimo la poca vocación o interés que tienen muchos de mis alumnos más jóvenes sobre lo que están estudiando. Me refiero a estudiantes de postgrado, de 23 años para adelante que se meten en un master y a los que ves que están ahí como podrían estar en un banco de un parque.
Dejemos de lado lo de que no se puede generalizar y todo eso de que cada generación piensa que la suya era mejor. Puede que haya algo de eso, pero sinceramente, creo que hoy es más grave que nunca.
Por ejemplo, si vas a dar clase en un master de marketing digital, esperas que una gran parte de ellos lleven tiempo haciendo algo más que tener una cuenta en Instagram. Pues no, resulta que no han tenido la mínima inquietud por «jugar» con cosas que tienen a su alcance y que se supone que quieren aprender.
Esto ocurre con todos los estudios de postgrado en los que doy clases, desde R2H2 hasta MBAs. Y, además, hay un elemento común y es que muchos de esos alumnos no han salido nunca de las aulas. Han encadenado un curso o master tras otro. Jamás se han enfrentado al mundo real. Todo lo que conocen es a través del método del caso, de ejemplos de empresas norteamericanas o historias de éxito de empresarios o emprendedores que no se parecen nada a ellos.
Creo que es malo que el aprendizaje se haya convertido en un objetivo y no en un medio. Creo que es peor, se ha convertido en excusa para no hacer otra cosa. Creo que es pésimo, no les sirve de demasiado lo que aprenden.
No puedes aprender sobre lo que te apasiona si no sabes lo que te apasiona
Así que si, claro que hay que aprender durante toda la vida, por supuesto que el aprendizaje continuo es fundamental, pero se convierte en algo negativo cuando todo se «reduce» a eso. Quizás un monje medieval podría dedicar su vida al estudio, pero un profesional hoy, no puede permitirse ese lujo.
Pero es que, además, hoy tenemos acceso a más conocimiento e información del que podríamos asimilar. Así que, podemos no sólo seguir aprendiendo constantemente sino elegir y profundizar en aquello que realmente nos atrae e interesa. Y creo que ahí está el problema.
Como te decía al principio, no sé de donde viene la vocación o el interés por algo, pero si no surge de forma natural, hay que buscarlo mediante la prueba, la experimentación. Sin embargo, ahora que hay acceso a todo, parece que los más jóvenes han decidido meterse en su cuarto virtual. Son una especie de Hikikomori que no salen de su pequeño mundo que hay en una pantalla de móvil. Y ni se plantean lo que les gusta, atrae o apasiona… aunque no se les cae la palabra Pasión de la boca (y de los perfiles en redes).
No necesitas más cursos (por ahora), lo que necesitas es un objetivo
Para aprender, lo fundamental es saber lo que quieres y, a partir de ahí, te buscarás la vida para saber todo lo que puedas sobre el tema. Pero si falla lo primero, de nada sirve estar rodeado de conocimientos.
Es terrible ver como muchos alumnos pasan como alma en pena por programas en los que, aunque habrá de todo, seguro que pueden encontrar temas que les hagan vibrar.
Creo que lo que necesitan no es más oferta de conocimiento y programas de todo tipo, sino algo más básico. Hay que devolverles la esperanza, hacerles creer en ellos mismos, arrancarles el móvil de las manos y volverles a enseñar lo que ocurre en el mundo real. Y entonces quizás se busquen la vida para profundizar en ello igual que hacen de maravilla cuando hay que buscar un vuelo barato o comprar un móvil en una web de productos de segunda mano.