Etiqueta. La fina frontera entre hablar y callar

Aunque en verano intento desconectar de dospuntocerolandia, reconozco que no me resisto a echar un vistazo de vez en cuando a alguna red social.

Este verano me sentía especialmente preocupado por las cosas que están ocurriendo en España y en el Mundo e incumplí una de las reglas que solemos recomendar quienes nos dedicamos a la Marca Personal. Me refiero a «mojarse» demasiado y a dar opiniones sobre política en un perfil profesional.

Lo justifico porque creo que algunas decisiones ideológicas pueden chocar con nuestros valores y ahí si que pienso que una Marca Personal tendrá poco valor si «se vende», es decir, si pone un precio (contratos, seguidores, simpatía…) a sus principios.

Sin llevarlo a temas tan «profundos», si nos centramos en nuestras relaciones personales o profesionales más cercanas, la pregunta que podríamos hacernos es,

¿Cuándo debemos decir lo que pensamos? ¿Cuándo toca callarse? ¿Es más cobarde o interesado quien actúa como si no pasase nada? ¿Es más pragmático o conciliador quien prefiere tragarse sus opiniones? ¿Es mejor quién presume de decir lo que piensa o quien no dice nada para no ofender? ¿Qué dice cada una de esas opciones de nuestra Marca Personal?

La etiqueta nos hace humanos

Hay un tema que manejo con frecuencia y que me gusta y es el de la Etiqueta en los Negocios. La etiqueta no es algo para élites o que se dedique a explicarte qué cubierto tienes que utilizar en una cena con la realeza. La etiqueta consiste en conocer y utilizar unas reglas de comportamiento que faciliten las relaciones entre personas.

Uno de los aspectos que trata esta serie de normas de comportamiento es la forma de actuar cuando tengamos que expresar alguna opinión. Y esto es aplicable a lo que digas en Twitter, tus modales cuando tengas que tratar con alguna persona por encima o por debajo de ti en el organigrama o cuando mantengas relaciones comerciales, por ejemplo.

Lo que te dice la Etiqueta no es lo que puedas decir o no, sino la forma de hacerlo.

La etiqueta se basa en el respeto

Una de las cosas que me quedó clara cuando empecé a tratar estos asuntos es que etiqueta es respeto. Es la forma de engrasar las relaciones y evitar enfrentamientos. Y eso implica tener en cuenta los sentimientos y emociones de los demás.

¿Se puede opinar sobre algún asunto políticamente incorrecto en el mundo real o virtual? Creo que si, siempre y cuando lo hagas evitando la ofensa, el ataque gratuito o el insulto personal. La gestión adecuada o inapropiada de esas opiniones es lo que hace que tu Marca Personal sea percibida como la de un impresentable o como la de alguien a quién hay que tener en cuenta.


En este sentido, el humor inteligente, puede ayudar mucho a que una opinión no sea considerada como un ataque.

La etiqueta es diferenciadora

Hace tiempo que vivimos en un entorno en el que se valora la grosería y el mal gusto. Incluso aquellos que presumen de malos modales parecen ganarse el respeto de mucha gente.

Sin embargo, la etiqueta, el comportamiento adecuado o la expresión educada de las ideas puede proporcionarte eso que muchos buscan, DIFERENCIACIÓN.

¿No crees que alguien que sepa como comportarse con cualquier tipo de persona, en situaciones variadas va a llamar la atención de forma positiva?

¿No te parece que quienes sean capaces de defender sus ideas con educación no sólo van a ser valorados por lo que defienden sino también por el modo en que lo hacen?

¿A quién van a elegir para relacionarse con otros profesionales? ¿Al gañan o al que sabe comportarse?

La etiqueta no depende de tu nivel social

Creo que todos hemos conocido a verdaderos gilipollas con mucho dinero y gente con clase que sabe estar en cualquier parte aunque su ropa esté gastada.

En cada interacción real o virtual tienes una oportunidad de demostrar de qué pasta estás hecho. No entrar al trapo en Twitter, tratar con amabilidad a quienes te sirven, hacer lo posible por facilitar la vida a los demás. Quizás todo esto suene a antiguo, pero precisamente por eso, porque ya nadie lo tiene en cuenta es cuando es más necesario que nunca y puede convertirse en un factor que incline la balanza hacia ti.

Así que, si tienes que opinar, hazlo, pero con clase.





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