Producto. Empaquetar tu valor

Cuando llevas mucho tiempo ganándote la vida de una determinada manera puede ser complicado encontrar otras formas de vender tu trabajo. Lo vemos en muchos sectores.

En el mundo de la música o el cine hemos visto como les ha costado pasar del concierto o las salas de proyección a vender su oferta en otros canales y formatos.

Con los profesionales está ocurriendo lo mismo desde hace años o décadas. Para una gran cantidad de personas, su forma de vender su trabajo sigue siendo la del «concierto» o la del «cine». Es decir, que para vender tus cualidades, algunos consideran que deben hacer acto de presencia y vendiendo una oferta que no se puede empaquetar.

Muchas de las transformaciones de algunos sectores han venido de digitalizar lo que antes era más o menos físico. Negocios como Uber, Airbnb o incluso Amazon, se basan más en lo digital que el los coches, las casas o las tiendas.

Los profesionales que siguen estancados en la empleodependencia, deberían plantearse si lo que hacen o pueden hacer, se puede transformar y vender de otro modo.

No me refiero al teletrabajo porque eso sigue siendo lo mismo, pero en pantalón corto y desde tu casa. Lo que trato de transmitirte es que, si lo piensas, seguro que hay partes de tu trabajo que puedes vender de un modo menos tradicional.

Método

Una de las cosas que más me deprimían cuando trabajaba como cuentajenado era que, en cuanto aprendías lo que tenías que hacer, se convertía en una rutina aburrida. Ese problema se puede convertir en una oportunidad si eres capaz de sistematizar esa actividad en todo o en parte.

Si eres capaz de crear un modelo que pueda ser utilizado por cualquiera consigues varias cosas. Por una parte, empiezas a ser considerado el experto, el referente. Si te fijas, mucha gente consigue ser conocida y valorada porque ha publicado libros o manuales explicando como hacer casi cualquier cosa.

Si ese modelo lo puedes digitalizar, convertir en un manual, un curso o una serie de podcasts, puedes generar ingresos de esos que algunos llaman «pasivos». Pero también puedes pasar de vender 1-1 (empleo) a 1-n (profesional libre).

La gestión de compras, la creación de presentaciones, la organización de los lineales del supermercado o la mejora de productividad o cualquier otra cosa que hagas puede «empaquetarse» de muchas maneras.


Tener un modelo o un sistema replicable reduce tu dependencia de un único cliente (si lo tienes). Y esto no implica que tengas que crear una empresa ni escuchar a todos esos que dicen que emprender es arriesgado. Simplemente porque lo que te planteo es mucho más sencillo. Se trata de coger lo que tienes, convertirlo en algo vendible sin que se necesaria tu presencia (salvo en los momentos en los que sea necesario) y divulgarlo.

Costes

Una de las ventajas de vender tus cualidades es que el coste de hacerlo es muy pequeña. Frente a los agoreros que dicen que poner en marcha una idea de negocio es arriesgada y costosa, la realidad es que básicamente ya tienes lo que necesitas. Lo tienes sobre los hombros y puedes empezar utilizando un «hardware» analógico como es el lápiz y papel. Más adelante necesitarás algún cacharro, pero si estás leyendo esto, seguramente ya lo tienes.

El riesgo es pequeño porque básicamente vas invertir tiempo. Pero incluso en el caso de que falles la primera vez (o la segunda, o la…), vas a aprender, mejorar y ajustar. Así que el retorno de la inversión seguirá siendo positivo.

Juego

Hay algo genial en esto de buscar formas de juntar las piezas de conocimiento, experiencia y habilidades que llevas acumulando durante años. Me refiero a la posibilidad de jugar con ellas.

En un empleo, lo primero que te van a explicar es lo que tienes que hacer, lo que los pedantes llaman «job description». Incluso te explican como será tu plan de carrera.

Como profesional libre (aunque mantengas tu empleo) tienes la posibilidad de juntar elementos de lo más diverso. Tus aficiones, habilidades o conocimientos no profesionales pueden combinarse como te apetezcan.

De nuevo lo importante es encontrar el modo de hacer una especie de exorcismo profesional y «sacar de ti» eso que tienes dentro para convertirlo en algo que tenga vida propia y te permita generar ingresos.

Como ves, creo que el mérito de muchos de los que trabajamos por nuestra cuenta no está en encontrar una idea absolutamente innovadora, ni habernos jugado nuestro patrimonio, ni haber tenido que dedicar varios meses o años en aprender algo nuevo. Lo más complicado es encontrar la forma de meter eso en algo que puedas meter en una caja real o virtual y ponerle un precio.

Dale unas vueltas. Incluso quienes realizan los trabajos más «físicos» pueden encontrar formas de «abandonar ese cuerpo».


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