Precio. Se acabó el gratis total

En el año 2000 se puso de moda aquello que llamaban la «nueva economía». Era una época en la que todo lo relacionado con Internet parecía que iba a acapararlo todo. Lo de los negocios de ladrillo y cemento empezaba a sonar anticuado porque lo que iba a arrasar era lo digital.

Aquellos que tenían una web, aunque fuese cutre y básica, eran lo más de lo más. Y todo se movía muy rápido.

Yo, que siempre me había sentido atraído por este mundillo virtual no pude resistir la tentación y aproveché un cierto cansancio del empleo en tenía en aquel momento y acepté un empleo como responsable de comercio electrónico de Canal21 un portal de Internet que pertenecía a EUSKALTEL.

Fue una época breve pero muy intensa porque por aquellos días empezó a explotar la burbuja de Internet. Y era lógico.

Recuerdo que en aquel sector había tanto optimismo que parecía que ataban los perros con longaniza. El dinero, al menos virtualmente, se movía de un modo obsceno. Cualquier sitio en La Red gestionado por un grupo de profesionales (normalmente jóvenes y ambiciosos) podía atraer inversiones ridículamente grandes.

Era habitual que cualquiera pudiese conseguir regalos (CDs, Libros, Productos,…) simplemente por dar una dirección de correo electrónico. Y claro, aquello no podía durar… y no duró.

De los Portales al Blog

Creo que una de las cosas que terminó de precipitar la caída de aquellos primeros negocios de Internet fue la aparición del blog. Lo que en un primer momento era algo reservado a quienes tenían recursos o conocimientos suficientes para tener un sitio en La Red, se democratizó.

Muchos nos agarramos a Blogger o a WordPress y empezamos a crear nuestros sitios propios que competían con los portales corporativos porque, además, eran más personales y cercanos.

Fue una época genial porque casi cualquier cosa que hacías, atraía a personas con los mismos intereses que tú. Así que, aunque no te gustase escribir (como es mi caso), veías que el esfuerzo compensaba.


Del Blog a las Redes Sociales

Y luego llegaron las Redes Sociales, Twitter y demás. Fue un paso más hacia la popularización de La Red, pero parafraseando a Thatcher, «Si nuestra única oportunidad es la de ser iguales, no es una oportunidad«. Si todo el mundo tiene acceso a las mismas herramientas independientemente del contenido que generes, deja de ser un elemento diferenciador.

Los responsables de las Redes Sociales se dieron cuenta de aquello de «cuando el producto es gratis, el producto eres tú» y lo aprovecharon. Si querías «ser alguien», debías regalar tu tiempo y tu esfuerzo. Era la versión personal de los regalos de la primera época internetera.

Y cuando ya habíamos aceptado que si queremos llamar la atención en La Red debemos aportar regularmente nuestra dosis de contenidos, llega el momento de pagar por ello. Una jugada perfecta.

Twitter, pero también Facebook, LinkedIn y otras redes tienen una opción de pago o están en camino de implantarlo. Y eso no me parece mal porque nadie te obliga a pasar por el aro. Pero creo que eso debería hacernos replantearnos nuestro papel como creadores de contenidos.

De las Redes Sociales al Contenido de pago

Y esta es la situación en la que estamos actualmente. Hemos llegado a un momento en el que La Red no es algo para una minoría sino que es un canal de comunicación habitual para la inmensa mayoría de la gente. Todos compartimos contenidos de un modo u otro. Hace mucho que dejó de ser un elemento diferenciador. Y cada día es más complicado atraer la atención.

Cada día con más frecuencia me planteo si tiene sentido seguir manteniendo este blog y las redes como hasta ahora o debemos aprender de «los mayores», de las grandes plataformas o medios de comunicación. Y creo que, lo queramos o no, por ahí van a ir los tiros.

¿Tiene sentido mantener o incrementar la dosis de generación de contenidos con el peligro de que estos pierdan valor por centrarse en la cantidad frente a la calidad? Creo que no.

Otros «hermanos mayores» de los que podemos aprender son los medios de comunicación. Quienes hemos sido devoradores de prensa hemos visto con tristeza como los periódicos y otros medios han ido prostituyéndose y sustituyendo los contenidos valiosos por «clickbait», la noticia valiosa por el tuit.

Creo que el futuro va a ir por los contenidos de pago incluso a nivel individual. Cada cual tendrá su propia fórmula, unos optarán por el pago parcial, otros por cerrar completamente sus sitios en Internet, aunque también seguirán quienes seguirán ofreciendo sus contenidos en abierto totalmente, al menos durante un tiempo.

Esta es sólo mi opinión y quizás me equivoque, pero quienes llevamos más de dos décadas en esto sabemos el esfuerzo que supone mantener viva la presencia en dospuntocerolandia. Nos preguntamos lo mismo que aquellos que dudaban del futuro de la «nueva economía» y se preguntaban, «y aquí ¿Dónde está la pasta?».


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