Confianza. No sé que esperar de ti

Llevamos semanas, o más bien meses, aguantando campañas electorales de un tipo o de otro. Así que, acabas entrando en el juego y tratas de entender por qué ocurren algunas cosas.

Hay un factor que creo que es importante a la hora de votar (o no) a una opción, pero que quizás no se valora lo suficiente. Me refiero a la confianza, a la credibilidad.

Si, ya lo sé, no soy tan ingenuo como para pensar que a los más fanáticos o sectarios, a los que votan a un partido porque «son de los míos» o porque «en mi casa siempre hemos votado a los mismos», les vaya a importar mucho lo que hagan o digan sus líderes.

Creo que hay muchas otras personas que votan esperando que hagan lo que se espera de sus ideas. Aunque cuando se trata de políticos, sabemos que lo que prometen y lo que luego hacen, se parece como un huevo a una castaña.

Pero lo que creo que acaba con la intención de votar a un partido es no tener claro lo que se puede esperar de ellos.

Ha habido partidos que, incluso con la mejor intención, han querido votar las propuestas que consideraban más apropiadas, independientemente del partido que las liderase. Y eso que, en principio, es muy loable, lo que ha provocado es una sensación entre muchos potenciales votantes de no saber lo que pueden esperar de ellos.

La confianza viene de la predictibilidad

Te cuento todo esto porque creo que algo o alguien es fiable cuando es predecible, cuando te da lo que promete. Y esa es una de las principales cualidades de una marca, personal o de cualquier otro tipo.

Cuando vas a un McDonald’s, compras un iPhone o te relacionas con tu jefe o con tus amigos, esperas que la hamburguesa, el teléfono o la persona sean lo que esperas porque nunca te ha dado sorpresas.

Si cada vez que vas a interactuar con algo o con alguien te encuentras con algo que no esperas, posiblemente cambiarás de opción más pronto que tarde.


Como te digo, aunque a los políticos «de los míos» se les puede perdonar casi todo, llega un momento en el que, no saber por donde van a ir, se convierte en una «línea roja» como suelen decir ellos.

Como profesional, tu valor aumenta cuando llevas meses o, mejor aún, años, actuando de una forma consistente, coherente.

La confianza no se pide, se gana

¿Te has preguntado alguna vez porqué los políticos piden tu confianza? Pues porque no la tienen. Y es que la confianza no se pide, la confianza se gana con el tiempo, cuanto más mejor. Con acciones que se repiten. ¿Pero cómo vas a darle la confianza a alguien que actúa según sopla el viento?

A ti, como profesional o como persona, no te queda otra que ganarte la confianza de tu pareja, tus hijos, tus clientes o tus jefes. ¿Cómo? Pues mostrando y demostrando una y otra vez, en todos los sitios posibles que eres digno de esa confianza.

Por eso es importante hacerte visible, compartir tus ideas y opiniones, mostrar y defender tus valores y cuanto antes empieces, mejor. De ese modo irás creando tu capital reputacional para cuando lo necesites.

Mantener el rumbo

La credibilidad también está relacionada con los objetivos, con tener un propósito claro. Quizás te has planteado conseguir algo demasiado ambicioso, incluso teóricamente imposible de alcanzar, pero lo que las personas valoramos no es que lo logres o no, sino que mantengas el rumbo.

El problema de los políticos es que seguramente cada uno de ellos tendrá un objetivo, el suyo, pero carecen, o algo peor, van cambiando de objetivo para sus gobernados. Y eso les convierte en impredecibles y, por lo tanto, en poco fiables, salvo para los más fanáticos porque «yo siempre he sido de…».

Así que, como profesional que quiere ser elegido y valorado, debes establecer tu dirección y sentido de tal manera que nadie se lleve sorpresas y tarde o temprano te digan, «no me esperaba eso de ti».

Por lo tanto, si quieres que te tengan en cuenta, que te valoren como mereces, incluso que te sigan y compren tus propuestas como persona o como profesional, decide lo que vas a ofrecer, mantén la calidad de lo que haces y de tus relaciones, defiende tus principios y no te escondas. Así y sólo así, conseguirás convertirte en la roca a la que otros acudirán cuando venga la tormenta.


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