Ahora sí. Esto se acaba. En unos días, casi horas, terminará agosto y empezaré un nuevo «curso». Pero quiero terminar con una última metáfora veraniega surgida de mis paseos al amanecer. En estas caminatas me encuentro con una serie de personajes habituales. El fotógrafo del sol naciente, los juerguistas que duermen la mona en la arena, el que medita en la postura de flor de loto y muchos otros. Pero
Se acerca el fin del verano pero todavía da juego para aprender alguna lección de estrategia personal. La semana pasada hubo algunos días en los que aparecieron algunas nubes, se levantó algo de viento y el mar estuvo un poco revuelto (aunque revuelto en el Mediterráneo es calma chicha en el Atlántico). Durante un par de días hubo bandera roja y los socorristas recomendaban y pedían que se evitase el baño. ¿Qué ocurrió?
Siempre me han llamado la atención esos libros de gestión en los que un “gurusito” explica lo que haría Alejandro Magno, Aristóteles o Leonardo da Vinci como si hubiesen sido sus compañeros de pupitre y se queda tan a gusto. Como es lógico, siempre se convierten en portavoces de alguien que está muerto. Pero sería muy curioso que algún día aquellos levantasen la cabeza y les dijesen un par de
Tuitero nº1: Por fin unos días de descanso con mi familia en la playa Tuitero nº2: Me parece una frivolidad hablar de vacaciones mientras los niños mueren en Gaza. Esta es una conversación dospuntocero ficticia pero he visto muchas parecidas en Twitter y Facebook ultimamente. El elemento común es que, digas lo que digas, siempre va a haber alguien a quién no le parezca bien lo que comentas. Esos mismos
Si hay una expresión que escucho últimamente con demasiada frecuencia es la de «Todo el mundo lo sabía». Cada vez que aparece un escándalo sobre la corrupción de un político, una institución, un sindicato o una empresa, aparece alguien que dice que eso es algo que ya se sabía desde hacía mucho tiempo. Hace unos días, cenando con unos amigos escuché la conversación en una mesa de al lado. Hablaban de un
Una de las cosas que recuerdo del verano en mi adolescencia en Alicante son las historias que me contaban los amigos sobre sus primeros intentos de ligar. Me las contaban en septiembre, al volver al colegio, porque yo me pasaba los meses de julio y agosto en la ciudad muerto de aburrimiento mientras que ellos se iban en masa a la Playa de San Juan en donde la mayoría tenían
Si te gustan las comedias americanas, habrás visto que, en muchas ocasiones, hacen referencia a la aparición de Elvis vivo en algún sitio absurdo o alguna otra noticia ridícula encontrada en algún periódico sensacionalista. Eso solía tener su gracia y además, a los no norteamericanos nos reforzaba ese patético sentimiento de superioridad por el que se supone que somos más listos que ellos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte veo
En el post anterior decía que en esta época de verano, para los profesionales independientes cambia un poco la situación y debemos adaptarnos a un ritmo diferente. No se trata de reducir la carga de trabajo (bueno, algo sí) sino más bien de cambiar las actividades del profesional YO S.A. Para entenderlo mejor, suelo plantear todo esto como si gestionásemos nuestro proyecto profesional como una empresa unipersonal en la que
Una de las primeras cosas que descubrí al empezar a trabajar por mi cuenta es que el verano sigue siendo una época muerta o en coma para los negocios. Eso sigue siendo así, con crisis y sin ella. Así que, lo mejor es hacer de la necesidad virtud y aprovechar este tiempo para avanzar en temas que en la vorágine del “curso” es más complicado. Por mi parte suelo desconectar
Una de las pocas cosas que quitaban alegría a esta época del año cuando terminábamos el colegio era la tarea de vacaciones. Eran esos trabajos que te ponían los profesores para no pasar los meses de julio y agosto en blanco. Pero con el tiempo te das cuenta de que tenían algo de sentido. Hoy, cuando ya hace muchos años que un profesional independiente como yo dejé el colegio, me doy