Piensa en esta situación. Tienes que elegir a alguien para realizar algún trabajo. Puede ser un consultor, un profesor, un entrenador personal, un directivo o alguien que cuide a tus hijos el fin se semana. Conoces a unos cuantos y todos tienen experiencia, conocimientos y credenciales de sobra como para elegir a cualquiera de ellos. El problema es que todos son igual de buenos sobre el papel. Te dicen que
«Esa persona tiene estilo», «Aquel tipo tiene algo especial», «Esa chica tiene una forma original de decir las cosas», «Cuando leo/veo/escucho algo tuyo, inmediatamente lo reconozco». En un mundo en el que cada día es más difícil sobresalir por lo que hacemos o por la forma en la que lo hacemos, hay un último resquicio al que podemos agarrarnos para que no nos etiqueten como «commodities». Me refiero a las