Estilo: ¿TED o Doctor Siesta?

Desde que empecé a colgar los vídeos de Marca Personal, muchos amigos me han dado su opinión sobre el contenido pero también sobre el continente, mi imagen, mi aspecto, mi envase.
El comentario que más me llama la atención es el de los que esperaban que apareciese con aspecto académico delante de una pizarra o algo así.


Por otra parte, en el post anterior, el maestro Octavio me da su opinión sobre el tono de mis argumentos. Creo que mi forma de expresarme es inseparable de lo que soy y de lo que considero que es el Personal Branding. Todos estos comentarios me han sugerido este post en el que explicaré algunas ideas de comunicación de Marca Personal pero aplicadas a estos ejemplos personales concretos.

  1. Autenticidad. Durante muchos meses os he sermoneado con que el Personal Branding te lleva a actuar como realmente eres. No me parecería logico aparecer con una imagen más formal solo porque «todo el mundo» cree que un ¿emprendedor?, ¿vendedor de ideas?, ¿experto?, ¿¿¿¿gurú???? debe aparecer con chaqueta y corbata. Además, si ya es raro ver a un tío hablando solo en un parque, imagínate lo que sería verle con traje y corbata. Me gusta ir informal y si trabajo por mi cuenta es para ir como me apetece. Faltaría mas…
  2. Consistencia. Creo que mi modelo de Marca Personal es sólido, completo y con implicaciones profundas en muchos aspectos de la vida. Pero también llevo muchos meses provocando, pinchando, lanzando ideas que se salen del pensamiento único. No creo que fuese muy coherente ponerme el disfraz de académico o de profesor de Escuela de Negocios. A veces pienso que el aspecto formal y muy cuidado de algunos Expertos en Management oculta un terrible vacío de ideas. Sepulcros blanqueados.
  3. Cercanía. Cuando creé este espacio virtual (web/blog) lo hice pensando en él como en un cuarto de estar, como un lugar en el que debatir con amigos de manera informal además de desarrollar y dar a conocer una idea. Este espacio es un sitio abierto y en el que sentirse cómodo. Como en una reunión de colegas.
    Me han dicho en varias ocasiones que no es demasiado comercial. Y posiblemente tengan razón, pero me gusta el tipo de relaciones que se están creando. Por eso, tanto el tono de mis post como mi aspecto en los vídeos debe ir en ese sentido. Aunque suelo darme cuenta a posteriori, no es algo demasiado premeditado.
  4. Respeto. Sin embargo, en las conferencias y eventos suelo ir más formal. Más como le gusta a mi madre. ¿Contradictorio? No. Lo que ocurre es que cuando te invitan a una «casa» que no es la tuya debes mostrar respeto por los invitados y por el anfitrión. En esos momentos creo que hay que ir «arreglado pero informal» por una cuestión de educación.
  5. Modelos. En cualquier caso, creo que el que una imagen informal provoque extrañeza o rompa con algunas expectativas es una cuestión de cultura. Aquí estamos acostumbrados al perfil «Doctor Siesta» académico, coñazo, topten que se sitúa detrás de un atril y nos habla de cosas como el «modelo antropológico en la gestión de empresas familiares» y cosas así. Esos no son mis referentes. Yo de mayor quiero ser como los de TED. ¿Cuantos de ellos llevan corbata? ¿Cuantos se han cortado a la hora de poner en práctica sus ideas? ¿No es su forma coherente con su fondo?
  6. Vehemencia. En ocasiones Octavio-Pepito Grillo me da un toque y me dice que debo ser más positivo y menos guerrero y telepredicador en algunos posts. Seguramente tiene razón, pero no puedo evitar ser visceral y posiblemente injusto. Algunas veces generalizo, exagero y saco las cosas de contexto, pero prefiero sacar lo que tengo y ser criticado a guardarme mi experiencia y lo que está deseando salir.
  7. Clientes. En relación con lo anterior, seguramente la crítica constructiva de Octavio está relacionada con aspectos más comerciales de mi proyecto. Quizá para un político, una empresa o un personaje público hay que dar una imagen positiva. Pero creo que están sucediendo cosas en el mundo que son dificilmente edulcorables. No trato de vender una película o un programa electoral, quiero cambiar el mundo y eso no se hace con mensajes amables y dirigidos a un público «medio» en un cocktail con famosetes.
    Me gustan mis lectores. Me gusta la gente que asiste a mis eventos y sale entusiasmada (no todos). No quiero que alguien me compre porque digo lo que quieren oir o porque les importa más mi corbata que lo que tengo encima. Puede que reduzca mucho mi mercado, pero no voy a vender mi visión del mundo por un plato de lentejas. Principalmente porque creo que tengo razón.
  8. Incorrección. Creo que hay un lugar para la incorrección política, para decir las cosas como se sienten. Quienes lo hacen son polémicos, criticados y denostados, pero hay ejemplos de lo que digo, Risto Mejide, Jimenez Losantos, Perez-Reverte,…
  9. Libertad. Pero detrás de todo esto hay una idea subyacente. Quiero hacer lo que me gusta, del modo que me gusta y con la gente que me gusta. O consigo implantar el Personal Branding como yo quiero o me retiro. Pero no tengo intención de edulcorarlo solo porque algunas almas sensibles puedan echarse las manos a la cabeza. Esto descarta como clientes al 99% de las empresas de este país, pero me conformo con el 1% restante que entienden que el Personal Branding es la solución.
  10. Acción. (Para no defraudar a Antonio redondearé el decálogo). Ante la posibilidad de meter la pata o evitar el riesgo, prefiero la primera. Eso me hace cometer errores pero mirando hacia atrás creo que merece la pena. Todos los que aparecen en TED son gente que se ha tirado a la piscina. Que ha creado empresas. Los Doctores Siesta hablan de liderazgo, gestión de equipos, dirección de empresas, etc. cuando la mayor parte de ellos solo saben de eso por los libros. Quizá por eso se pasan la vida escribiendo metáforas sobre otros (reales o de ficción). No hay que irse muy atrás para ver los dos últimos ejemplos, Superman y Da Vinci.
    Desgraciadamente la cultura empresarial de nuestro país parece que contrata a este tipo de expertos «al peso» o en función de sus apariciones en los medios. Se convierten en algo así como el «famoseo» del management.

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