Método
Seguro que has escuchado o leido alguna vez algo sobre el Método Estivill, el método GTD (de David Allen), el método Silva, Método Dukan, Método para dejar de fumar (Allen Carr) o simplemente El Método (de Neil Strauss). Modestamente yo también he tratado de plasmar mi método en los dos libros que he publicado, Marca Personal y Expertología. Todos ellos y muchos otros más que se te puedan ocurrir suelen asociar el nombre de su creador a un sistema o procedimiento que se supone que bien utilizado debería proporcionarte alguna mejora o cambio deseado.
Como en todas las cosas de esta vida, hay métodos que funcionan perfectamente, otros que consiguen resultados a veces y otros que son directamente un fraude. Estos últimos suelen reconocerse porque suelen prometer algo parecido a un milagro. Pero lo que me interesa es la utilidad del desarrollo de un método cuando se trata de posicionar una Marca Personal.
Si me lees desde hace tiempo, verás que soy muy insistente cuando trato de asociar el concepto de marca personal o comercial con la confianza, la credibilidad y la fiabilidad.
Suelo decir que el Curriculum es una herramienta malísima para reducir la desconfianza porque no es más que una lista de datos que, en si mismos, no demuestran nada. Por el contrario, creo que La Red es un excelente escaparate para enseñar lo que eres capaz de hacer en lugar de limitarte a contarlo. Así que, una forma magnífica de generar confianza y, por lo tanto, de reforzar tu Marca Personal es proporcionar pruebas de tu capacidad.
Cuando se trata de un profesional cuyo trabajo tiene un resultado en el que influya algún sentido como la vista o el oido (arquitectos, diseñadores, ingenieros, fontaneros, músicos, escultores,…) Internet es el canal obvio. Sin embargo, cuando se trata de profesionales «del conocimiento» es necesario encontrar otras formas de reducir esa incertidumbre para aumentar nuestras opciones a la hora de ser escogidos entre otros candidatos. Y ahí es donde entra en juego el dichoso método.
El objetivo del método es convertir el arte en ciencia, domesticar la anarquía, crear un sistema repetible y fiable. En definitiva, al crear un método propio estás «destilando» tu conocimiento para que pueda ser aplicado sin tu presencia. Todos esos métodos que citaba al principio se supone que son el resultado del trabajo y la experiencia de creadores que han sido capaces de plasmar su saber hacer en algo tangible, utilizable por otros… y capaz de generar ingresos a sus autores.
Cuando creas un método propio consigues varias cosas para tu estrategia de Branding Personal.
- No es necesario que estés presente. Se supone que cualquiera que siga los pasos que propones va a conseguir el resultado prometido. Eso refuerza tu posicionamiento sin tener que estar físicamente en todas partes. Como bien explica Michael E. Gerber en El mito del emprendedor, si no eres capaz de crear un sistema para hacer tu trabajo sin estar presente, serás al mismo tiempo jefe y empleado. Pero si puedes crear un método reproducible y utilizable por otros no tendrás que estar fisicamente donde se necesite ejecutar el proyecto.
- Genera credibilidad. El problema de los «genios» sin método es que nunca sabemos si lo que consiguen ha sido el resultado del azar, la improvisación o una idea brillante que puede que no vuelva a repetirse. El método es lo más parecido a esa evidencia visual o auditiva que comentaba antes en relación a otros profesionales. Sin un método, escoger a un profesional depende más de la fe que de la ciencia.
- Permite mejorar. Una de las cosas que más me gustan de tener un método es que no es algo estático ni inmutable. Es algo que siempre se puede mejorar y perfeccionar.
- Sirve para todo. Si tienes un éxito demostrado y repetido como Jefe de Compras, Entrenador de Futbol, Padre/Madre, Carnicero o Estudiante, seguramente será porque aplicas consciente o inconscientemente una serie de reglas que te proporcionan resultados. La idea es que seas capaz de detectarlas y plasmarlas. No hay que convertirse en Dukan, Allen o Estivill, tu Marca Personal podría salir muy reforzada si conviertes ese método en algo útil para tu empresa (ej.: explicar tu trabajo a los nuevos empleados) o para tus clientes.
- No deshumaniza, al contrario. Podrías pensar que esto de sistematizar cosas que pensamos que dependen del arte o la intuición de quien las aplica puede convertirnos en máquinas. Yo no lo creo, más bien al contrario. Hay que distinguir entre los pasos que hay que dar para ejecutar un proceso y la forma de aplicar cada una de esas etapas. Pilotos, médicos, jefes de producto o community managers deben seguir una serie de etapas para realizar su trabajo, sin embargo el resultado es muy diferente en función del estilo de cada uno.
Para alguien como yo, o para un consultor o un coach o un emprendedor o incluso un profesional de empresa tener un método propio (eso no significa que sea algo superinnovador o genial) puede suponer la diferencia entre ser elegido o quedar fuera de combate. Así que, si aceptas mi recomendación, empieza a plasmar tu conocimiento, tu saber hacer y tus experiencias por escrito. Ese será tu método y quizás algún día hasta puedas escribir un best seller.