Sin una oferta clara, el producto eres tú

¿Qué vendo? ¿Cuál es mi oferta? ¿Por qué me pagaría alguien? Esas preguntas junto con ¿Qué narices quiero? y ¿Quién soy? son vitales a la hora de dejar una huella en los demás.

Después de todos estos años me ha quedado claro que esas cuestiones son las más importantes a la hora de diseñar una Estrategia Personal. Luego ya vendrá la comunicación, el Marketing Personal, las Redes Sociales y las fotos poniendo morritos en Instagram. Pero sin destino, autoconocimiento y propuesta de valor, el efecto que vas a generar oscila entre lo confuso y lo inútil.

Nunca me cansaré de insistir en la importancia de tener, al menos, una ligera idea de tu propósito personal o profesional. Sin una visión, misión y objetivos es imposible trazar un plan y además genera una desconfianza absoluta en tu entorno. Yo soy el primero que cada mañana se levanta preguntándose si voy en la dirección correcta pero, al menos, voy en una dirección. Y si la cosa no sale como deseo o espero, estableceré otro destino o ajustaré el rumbo.

En cuanto al autoanálisis, creo que es tan obvio y redundante que casi no merece la pena ni citarlo. Pero si esperas posicionarte en la mente de otras personas, primero deberías posicionarte en tu cabeza. A veces suelo decir que antes de generar un impacto en los demás, debes hacer ese trabajo contigo. Podría decirse que una autoestima alta es algo así como una Marca Personal fuerte para uno mismo.

Ya sé que no es fácil resolver esas variables de la ecuación personal y que todo esto puede llevar toda una vida y, al final, solo haber avanzado unos pasos. Pero la alternativa es todavía peor porque sin saber de qué estás hecho y donde quieres llegar puede que esos pasos hayan sido dando vueltas en círculo y rozando el precipicio.

La tercera pata, el producto, oferta, propuesta de valor o aportación al mundo, es la que te conecta con tu ecosistema. Si tienes metas, te conoces de puta madre y te quieres mucho pero no sales de tu palacio mental, entonces el efecto que vas a generar (y por el que alguien estaría dispuesto a recompensarte) será nulo.

Sin algo que ofrecer, todo lo que comuniques, todo lo que transmitas en el mundo real o virtual será humo. Sólo aparecerás tu, te, ti, contigo en tus mensajes porque es todo lo que puedes enseñar.

Si quieres tener éxito en el sentido en el que yo lo entiendo, es decir, obtener el reconocimiento de otros (emocional, material, prestigio, dinero, cariño,…) deberás ofrecer algo. No te van a considerar relevante por un título, un cargo o un estado civil.

Lo fundamental es empezar a aclarar, desde ya mismo, cual es el efecto que produces en tu familia, tu empresa, tus clientes o tus amigos. Aunque en el libro Diseñando la Propuesta de Valor lo explican con mucho detalle y de forma muy extensa, tu aportación al mundo puede ser de dos formas:

1.Modo Sr. Lobo. Solucionas problemas. Es decir, que consigues que algo que está mal pase a estar bien o, al menos, mejore algo.

2.Modo por encima de cero. Las cosas ya están bien pero podrían estar todavía mejor.

Si consigues encontrar problemas o situaciones que puedan mejorar y consigues que te conozcan y reconozcan como la persona adecuada para realizar esa tarea, entonces tendrás mucho avanzado.

Luego ya le pondrás un nombre, una etiqueta o un cargo, pero lo fundamental es dejar claro que contigo las cosas van a cambiar a mejor. Por eso me parece una chorrada eso centrarse en poner títulos «chulos» en las tarjetas de visita. Tu dime para qué me eres útil y lo demás me importa bastante menos.

Pero no se vayan todavía, aun hay más. Si quieres aumentar tus posibilidades de ser elegido, no te limites a decirme para qué me sirves, DEMUÉSTRAMELO. Y ahí es donde entra el Marketing Personal. Lo de la visibilidad no va de ti, sino de los demás. Internet, el Networking, Hablar en Público, son canales en los que mostrar y dar un poco o un mucho de tu valor.

Si no tienes un producto concreto y «comprable/vendible», te pasarás la vida defendiendo lo que se supone que sabes y tus interlocutores podrán creérselo o no. Pero si das un paso atrás, dejas de ser el/la protagonista, te olvidas de la chachára insustancial y pones tu oferta en el escaparate, va a ser eso lo que consiga que te escojan (o no).

Sin un producto, sin algo valioso que ofrecer, serás tu quien tenga que «venderse» y ya sabes que cuando te vendes, estás vendido.

NOTAS: Empieza la fiesta. Aquí os apunto dos eventos en abierto en los que participaré este mes.

Diseña tu estrategia de Posicionamiento Profesional. 29 Septiembre. 10:00. Alcoy
Congreso Digital & Social Marketing. 30 Septiembre. Valencia





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