Cuando en el año 2004 me quedé sin mi último empleo, tras quince años trabajando en grandes empresas, tenía dos cuestiones a responder. La primera y más urgente, ¿Cómo voy a pagar las facturas? La segunda no tan prioritaria, pero también importante, ¿a qué me voy a dedicar, o algo mejor, a qué me QUIERO dedicar? Hasta contestar a la segunda pregunta hice cualquier cosa para poder ganar tiempo. En
Hace años que funciono en modo curso escolar. Es decir, que dedico diez meses a ejecutar programas y los dos meses de verano a crear contenido, escribir libros y desarrollar nuevas ideas. Es una época en la que prácticamente desaparezco del mundo real y virtual. Eso no significa que no haga cosas, sino más bien todo lo contrario. Simplemente estoy enfocado en crear en lugar de ejecutar. Aunque ya hace
Como suelo hacer desde hace ya algunos veranos, la próxima semana me despediré de dospuntocerolandia hasta septiembre. Creo que este año han cambiado algunas cosas y en una de las próximas publicaciones haré una lista de lecciones aprendidas. Pero hoy quiero contarte algo que ha sido lo que me ha movido desde el momento en el que empecé mi andadura como profesional independiente. Me refiero a la libertad. Suelo hablar
Al investigar sobre lo que hace que una persona sea considerada experta para escribir mi libro Expertología encontré algunas ideas interesantes. Una de las que más me gustó decía algo así como que un experto es alguien capaz de encontrar soluciones al 90% de los problemas que surgen en su campo. Según esa definición, un experto no lo sabe todo, simplemente tiene una cantidad de respuestas que están por encima
Hace unos meses hacía una comparación entre los estados de la materia y los estados profesionales. Decía que los Profesionales Libres son algo así como el cuarto estado en el que podemos situarnos laboralmente. Básicamente trataba de explicar que un Profesional Libre se sitúa en una posición que le permite «reaccionar» con cualquiera que pueda necesitar sus servicios independientemente de su calificación administrativa. Hay otra metáfora «química» que se puede
Hace unos días me comentaba una persona muy cercana que había estado comiendo pegada a una mesa con un padre y un hijo y no pudo evitar escuchar su conversación. El principal tema del que hablaban era una idea de negocio que el chico, adolescente, quería poner en marcha. Era algo relacionado con camisetas diseñadas por él. Se notaba que lo tenía bien pensado y madurado y se lo estaba
Cuando me junto con amigos o familiares es cuando me doy cuenta de que soy el único que ha decidido ir por libre. Bueno, realmente la decisión que me llevó a no volver a trabajar como «cuentajenado» la tomó otro hace diecinueve años, pero yo la asumí con gusto. Y aquí seguimos. Como te decía, en esas ocasiones en las que yo soy el bicho raro, se producen algunos fenómenos
Este mes cumpliré diecinueve años desde que me despidieron de mi último empleo y decidí que no volvería a tener otro. En aquella época, mi hija tenía un año y las cosas se podían complicar mucho sin ese sueldo que acababa de perder. Si tú has pasado por la misma situación, quizás tu preocupación sería parecida a la mía. Lo que te quitaba el sueño desde el momento en el
En el post anterior comparaba un empleo con un matrimonio y me enfoqué en las dificultades que muchas organizaciones ponen a sus profesionales para desarrollar su Marca Personal. Este enfoque generó un buen debate en LinkedIn en donde la mayoría pensaba que las empresas ponen todo tipo de trabas para que sus profesionales sean visibles y dejen huella. Sin embargo hubo alguna persona que opinaba que la responsabilidad no es
Ya hace un tiempo que decidí no volver a hablar de Marca Personal dentro de una empresa. Aunque en teoría es todo muy bonito, lo cierto es que, en cuanto te pones a hablar con los que dirigen el cotarro, todo son pegas. Empiezan a recortar lo que puedes decir y, al final queda un engendro que se parece poco o nada al concepto de Marca Personal. No le hables