La pereza es un enemigo silencioso que nos convence de «dejarlo para mañana» una y otra vez. ¿Te suena? Si trabajas por tu cuenta o desarrollas proyectos paralelos, sabes perfectamente de qué estamos hablando. Y no, no es solo cuestión de falta de voluntad: la pereza puede arraigarse como un hábito que sabotea tus esfuerzos a largo plazo. Vamos a desmenuzar el problema, entenderlo de raíz y, sobre todo, encontrar
Vamos al grano: todos etiquetamos. No es maldad, es biología. Nuestro cerebro necesita simplificar para entender rápido lo que tiene delante. Así que, en cuanto conoces a alguien, tu mente lo categoriza: “experto”, “vendedor”, “líder”, “novato”, “creativo”, “peligroso”, “aburrido”… Y eso, exactamente eso, hacen contigo también. Entonces, ¿por qué dejar al azar lo que piensan de ti? ¿Por qué no tomar el control? El posicionamiento personal consiste en decidir de
En un mundo donde cualquiera puede declararse “experto” con una cuenta de LinkedIn y una plantilla de Canva, tú no puedes darte el lujo de solo parecer bueno. Tienes que demostrarlo. Y ahí entra tu portafolio: ese archivo digital (o analógico) que, si está bien hecho, puede ser la diferencia entre un cliente que te ignora y uno que te paga (bien). En el empleo tradicional aún se cree en
¿Sientes que otros avanzan más que tú pese a tu talento? Tal vez tu Marca Personal no refleja tu valor real. Descubre cuándo y cómo renovarla de forma estratégica.
No basta con ser bueno, necesitas a alguien que lo diga por ti Puedes tener el mejor producto del mundo, ser un profesional impecable o un genio estratégico… pero si nadie lo valida desde fuera, vas a seguir siendo otro más del montón. Porque en esta jungla de egos digitales, lo que tú digas de ti mismo tiene el mismo valor que una promesa de político en campaña. Y ahí
Si estás tratando de sacar adelante una empresa, conseguir nuevos clientes o simplemente no volverte irrelevante en tu entorno profesional, hay algo que no puedes ignorar: necesitas conectar con personas. No me refiero a dar “likes” en LinkedIn o mandar mensajes de voz que esperas que nunca contesten. Me refiero a hablar de verdad, escuchar, mostrarte, invertir tiempo en conversaciones que, sí, a veces te sacan de tu zona de
No eres solo tú: eres también la gente con la que te relacionas Sí, lo sé. Suena injusto. Pero da igual cuánto trabajes en tu discurso, en tu marca personal o en tu último post de LinkedIn. Al final, la percepción que los demás tienen de ti está muy íntimamente ligada a tu entorno. A tus relaciones. A esa gente con la que te asocian, te etiquetan y te ven
Sí, lo se, lo ideal sería que te juzgaran por tu talento, tus valores, tu inteligencia. Pero vivimos en el mundo real, y aquí la primera impresión la da tu apariencia. No importa si eres brillante o buenísima persona. Si tu imagen externa no está alineada con lo que quieres proyectar, vas perdiendo puntos antes de abrir la boca. La apariencia es tu presencia física La apariencia no es un
La forma en que te presentas puede abrirte puertas o cerrártelas en segundos. Si tu autopresentación es confusa, aburrida o demasiado genérica, es probable que nadie te recuerde. Pero si logras que sea clara, interesante y relevante, puedes captar la atención de quien te escucha y generar nuevas oportunidades. A continuación, encontrarás los principios clave para construir una presentación personal que funcione en cualquier contexto. Adapta y mejora con la
En un mundo donde la mayoría se enfoca en vender su mejor versión, pocos entienden que la clave del éxito en las relaciones personales y profesionales es la sintonía. No, no se trata de ser el más simpático del grupo ni de seguir todas las reglas sociales al pie de la letra. La sintonía es esa capacidad casi mágica de conectar con los demás de forma genuina y natural. Si




